Una simulación es una representación de la realidad con un fin concreto que puede ser: entrenar habilidades individuales y grupales complejas, probar aparatos y sistemas antes de su uso real, mejorar proyectos en la fase de diseño y predecir posibles resultados a partir de datos.
La simulación clínica es la misma aplicada a la asistencia sanitaria.
Sirve para entrenar habilidades clínicas técnicas y de factor humano tanto a nivel individual como en equipo, para poner a prueba protocolos y aparatos médicos de especial complejidad, para diseñar dispositivos médicos y espacios de trabajo, corregir los errores antes de empezar a construir (ahorrando tiempo, dinero y problemas derivados de un diseño inadecuado), planificar tratamientos y predecir los resultados.
Todos nos hemos visto en la situación de conocer la teoría sobre una patología o un nuevo aparato y tener que ponerla en práctica sin experiencia. Dicho de otro modo: sé qué debo hacer, pero nunca lo he hecho.
Actualmente, uno de los puentes más sólidos para salvar esta brecha es la Simulación Clínica, porque permite practicar una y otra vez hasta alcanzar el objetivo, nos permite fallar sin que haya consecuencias.