De pequeña, siempre había nadado, sus padres también eran aficionados a la natación y durante muchos años fue monitora para enseñar a nadar a niños y adultos. Entrena tres o cuatro veces cada semana y nada entre 1.200 y 1.500 metros en cada entrenamiento. En verano, cuando viene el buen tiempo y el agua no está tan fría, realiza entrenamientos en el mar de hasta 3.000 cada jornada. "Nadar me ayuda a socializarme", explica Roser. En las competiciones "nos encontramos con los amigos y estamos en un ambiente muy sano" explica. De más joven, su especialidad era la braza, ahora, se centra en competiciones de mariposa y de 400 metros estilos.
Cuando Roser se echa al agua se relaja y nadar le ayuda a mantener los músculos activos y le aporta beneficios por todo el cuerpo. "Es un placer", confiesa. Roser ya tenía, desde hace tiempo, una prótesis en la cadera que le permitía nadar, competitivamente. Pero la otra cadera también necesitaba una prótesis. La cadera no operada le molestaba hacía 5 años, y ya tenía dificultad para caminar, para subir escaleras e incluso para subir al podio de las competiciones a recoger los trofeos que ganaba. Entró quirófano para someterse a una cirugía de prótesis de cadera y sólo pensaba en poder volver a echarse al agua. La prótesis total de cadera (artroplastia total de cadera) es una operación dirigida a reemplazar la articulación de la cadera que está deteriorada, generalmente por artrosis, o por motivo de una secuela de traumatismo, trastornos evolucionados de la infancia como la displasia, o el infarto de la cabeza del fémur, conocido como necrosis vascular de la cabeza femoral.
Durante el año pasado, los dolores en la cadera de Roser aparecieron al otro lado de la cadera y se puso en manos del Dr. Jenaro Fernández Valencia, jefe de sección de cadera del Servicio de Cirurgía Ortopédica y Traumatología del Clínic. El Hospital Clínic realiza unas 350 cirugías cada año para colocar una prótesis de cadera. Roser tenía los campeonatos de Europa al cabo de unos meses y quería recuperarse lo antes posible. El Dr. Fernández-Valencia define a Roser como “una persona con mucha energía y con las cosas muy claras”. Desde 2016, en el Hospital Clínic de Barcelona se trabaja en una técnica que permite implantar la prótesis sin cortar músculos o tendones (acceso directo anterior). Es una técnica clave que permite una recuperación rápida y, si es posible, sin necesidad de ingreso.
Es muy importante que horas después de la intervención el paciente empiece a levantarse, moverse y andar. Es clave también para mejorar el control del dolor, trabajar la musculatura y el retorno venoso y disminuir de forma significativa el riesgo de trombosis venosa. El Dr. Fernández-Valencia defiende que tras someterse a una operación de prótesis de cadera “es importante volver a realizar actividad física moderada y practicar, con calma, deportes con poco impactos y evitar caídas. El caso de Roser es un claro ejemplo”. “Llevar una prótesis, o dos como Roser, no debe impedirte hacer deporte” sostiene el doctor.
Tras la operación, en noviembre del año pasado, y la recuperación posterior, Roser se tiró al agua, poco a poco, el mismo día que le quitaron los puntos. "Fueron los 800 metros más felices de mi vida", explica emocionada. Últimamente ha ganado tres medallas en el campeonato de Catalunya.