El estudio multicéntrico ha sido coordinado por Miquel Àngel Fullana, investigador del grupo de investigación en Imagen de los trastornos relacionados con el estado de ánimo y la ansiedad (IMARD) del IDIBAPS. En él también han participado investigadores de otras instituciones catalanas, como el Instituto de Investigaciones Biomédicas de Bellvitge (IDIBELL) o el Institut de Recerca Sant Pau (IR Sant Pau), así como de instituciones internacionales de Estados Unidos, Australia y Alemania.
"El condicionamiento del miedo es un proceso básico de aprendizaje: si una persona asocia un sonido con un estímulo desagradable, como una pequeña descarga eléctrica, acaba respondiendo con miedo solo al oír el sonido", explica Joaquim Raduà, primer autor del estudio y jefe de grupo de investigación del IDIBAPS. Esta capacidad ha sido fundamental para la supervivencia, pero cuando se desregula podría estar detrás de muchos trastornos mentales. Para estudiarla, el equipo analizó imágenes de resonancia magnética funcional de más de 2.000 personas, convirtiéndose en el estudio más grande realizado hasta ahora en este campo.
Los resultados muestran que este tipo de aprendizaje activa regiones del cerebro implicadas en la detección de señales de peligro y en la respuesta corporal a las emociones, como las redes de saliencia y de activación autonómica. Además, se observó que existen diferencias notables según cómo se diseñen los experimentos: por ejemplo, en función de las instrucciones que se dan al participante o del tipo de estímulo desagradable que se utiliza. El estudio también ha puesto de manifiesto que existen diferencias sustanciales en la magnitud de las activaciones cerebrales entre personas. “Con una muestra tan grande y un procesamiento armonizado de los datos, hemos podido ver qué resultados son consistentes y cuáles dependen de las condiciones concretas de cada estudio”, explica Miquel Àngel Fullana.
Otro aspecto clave ha sido la comparación entre personas sanas y personas con trastornos mentales. Según explica Enric Vilajosana, también autor del trabajo e investigador del IDIBAPS, el estudio revela que los cerebros de las personas con trastornos de ansiedad o depresivos responden de manera diferente, y que en trastornos como el estrés postraumático o el TOC las desviaciones son especialmente marcadas.
Según los autores, este trabajo marca un antes y un después en el estudio del condicionamiento del miedo. Por un lado, muestra que, si se trabaja con grandes grupos de participantes y datos bien armonizados, es posible identificar con gran precisión los circuitos cerebrales implicados. Por otro, las diferencias encontradas tanto entre personas con y sin trastornos mentales como entre individuos abren nuevas oportunidades para desarrollar pruebas que ayuden al diagnóstico y tratamientos adaptados a cada persona.