Un estudio desarrollado por un equipo de investigación del Clínic-IDIBAPS vinculado a GeSIDA (Grupo de Estudio del SIDA de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica) ha identificado una serie de alteraciones inmunológicas y virológicas que podrían anticipar el desarrollo de cáncer en personas que viven con VIH, incluso un año antes del diagnóstico.
El trabajo, presentado en el XVI Congreso Nacional de GeSIDA, abren nuevas vías para mejorar la detección precoz de tumores no definitorios de sida (NADCs) en esta población mediante un seguimiento inmunológico más personalizado.
VIH, cáncer y envejecimiento inmunitario
Desde la introducción del tratamiento antirretroviral, la esperanza de vida de las personas con VIH ha aumentado notablemente. Sin embargo, también se ha observado un incremento de los cánceres no relacionados directamente con el sida, cuya incidencia y mortalidad siguen siendo superiores a las de la población general.
Este mayor riesgo se atribuye al envejecimiento acelerado del sistema inmunitario y a una menor capacidad del organismo para detectar y eliminar células tumorales.
Un análisis inmunológico y virológico detallado
El trabajo, desarrollado por investigadores del grupo Sida e infección por VIH del Clínic-IDIBAPS, analizó a 110 personas con VIH, de las cuales 55 habían sido diagnosticadas de cáncer entre 2017 y 2023 y 55 actuaron como grupo control sin antecedentes de tumor. A todas se les evaluó los niveles de inflamación crónica, los marcadores de regulación inmunitaria (checkpoints) y el tamaño del reservorio viral del VIH. Para ello se utilizaron técnicas avanzadas de análisis molecular y se estudiaron muestras sanguíneas obtenidas incluso 12 meses antes del diagnóstico de cáncer.
Un perfil inmunitario diferenciado
Los resultados mostraron que las personas con VIH que desarrollaron cáncer tenían casi el doble de cantidad de virus “integrado” en sus células que aquellas sin cáncer. Además, presentaban niveles más altos de diversas señales inmunológicas alteradas, lo que indica que su sistema de defensa estaba más activado y fatigado de lo habitual. Entre ellas se encontraban proteínas que regulan la respuesta inmunitaria, como LAG-3, PD-1, TIM-3 y CTLA-4, cuya activación excesiva puede debilitar la capacidad del organismo para controlar tanto al virus como a las células tumorales.
También se detectaron marcadores de inflamación, como CD30, CD30L, GROα y TNF-RII, que reflejan un estado inflamatorio persistente en el cuerpo y se asocian con un mayor riesgo de desarrollar cáncer. De forma especialmente relevante, estas alteraciones ya estaban presentes un año antes del diagnóstico del cáncer, lo que sugiere su potencial valor como indicadores tempranos de riesgo oncológico.
Hacia un seguimiento más personalizado del riesgo de cáncer
El estudio sugiere que las personas con VIH que desarrollan cáncer muestran un perfil inmunológico e inflamatorio alterado que podría detectarse antes de la aparición clínica del tumor. Sin embargo y según apuntan los autores, estos datos deben considerarse preliminares y confirmarse en series más extensas de pacientes antes de implementarlo en la clínica. Estos resultados refuerzan la importancia de incorporar biomarcadores inmunológicos en el seguimiento habitual de las personas con VIH, con el objetivo de favorecer la detección precoz de los cánceres no definitorios de sida y mejorar su pronóstico.
