La pandemia de la COVID-19 y el confinamiento incrementaron los síntomas de ansiedad y depresión en muchas personas. A finales de 2020, coincidiendo con esta pandemia, un equipo de investigación del IDIBAPS inició un estudio para determinar qué comportamientos cotidianos aumentaban o disminuían los síntomas de ansiedad y depresión.
Los resultados del estudio, liderado por Lydia Fortea, del grupo de investigación del IDIBAPS Imagen de los trastornos relacionados con el estado de ánimo y la ansiedad (IMARD), y Joaquim Raduà, jefe del mismo grupo, se han publicado ahora en la revista Spanish Journal of Psychiatry and Mental Health.
El estudio realizó un seguimiento durante un año a 942 personas adultas de España, seleccionadas por tener una distribución demográfica similar a la población general. Cada dos semanas cumplimentaban cuestionarios sobre ansiedad y depresión. También se evaluaba el grado de seguimiento de diez conductas que pueden influir en el estado de ánimo.
Las conductas estudiadas fueron: seguir una dieta saludable y equilibrada, realizar actividad física, practicar algún hobby o tarea doméstica, la lectura continuada de noticias y actualizaciones sobre la COVID-19, pasar tiempo al aire libre, realizar actividades relajantes como escuchar música o practicar yoga, mantener una rutina, conversar con familiares y amigos, interactuar con otras personas del hogar como la pareja o los hijos, y beber agua regularmente para mantenerse hidratado.
El estudio encontró que, tras una exposición excesiva a noticias negativas, las personas se sentían más ansiosas y deprimidas tanto a corto como a largo plazo. Precisamente, la OMS recomendó durante la pandemia minimizar la exposición a noticias sobre la COVID-19 que causaran ansiedad o malestar:
https://www.who.int/docs/default-source/coronaviruse/mental-health-considerations.pdf
“El estudio se realizó durante la COVID-19, pero los resultados probablemente son extrapolables a otras situaciones con exceso de noticias negativas”, comenta Raduà. “Y no solo eso: otros estudios han visto que este exceso también podría favorecer la polarización y hacernos ver como malas o engañadas a las personas que no piensan como nosotros.”
Por el contrario, la conducta más beneficiosa, es decir, la que más reducía los síntomas de ansiedad y depresión, fue seguir una dieta equilibrada. Cuantos más días a la semana los participantes mantenían una dieta sana y equilibrada, menos probabilidades tenían de desarrollar síntomas de ansiedad y depresión. Además, los tipos de síntomas remitían antes cuando se seguía esta dieta.
Otras conductas como beber agua, realizar ejercicio físico, pasar tiempo al aire libre o llevar a cabo actividades relajantes también tuvieron un impacto positivo importante, aunque menos intenso. Los mecanismos por los cuales este tipo de dieta puede proteger contra los síntomas de ansiedad y depresión pueden ser diversos; como una mejora en el suministro nutricional que recibe el cerebro o favorecer una microbiota intestinal más estable. Por otro lado, el estudio no observó un efecto positivo de la interacción social, como sí han encontrado numerosos estudios en otros contextos, pero es posible que la falta de efecto se explique por el miedo al contagio durante la pandemia.
Los resultados preliminares del estudio se publicaron a principios de 2022 (pueden ver la noticia aquí).
El estudio ha contado con el apoyo de AXA Research Fund, CIBERSAM y la Fundación de Investigación de las Hermanas Hospitalarias.