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Tratamiento del Trastorno Bipolar
El trastorno bipolar es una de las enfermedades psiquiátricas que cuenta con mayores recursos para su tratamiento.
Fármacos. Se dispone de medicamentos que ayudan tanto a frenar las fases de euforia como a superar la fase de depresión. También hay sustancias que reducen la frecuencia e intensidad de las recaídas. Ninguno de estos fármacos es una droga ni crea dependencia.
Apoyo psicológico. Permite afrontar con entereza las dificultades que comporta la enfermedad, aprender a reconocer los síntomas iniciales de una posible descompensación y a conocerse mejor.
Hábitos alimentarios y de sueño. Se recomienda evitar en lo posible someterse a situaciones estresantes, o bien aprender estrategias para reducir su impacto y practicar algún tipo de deporte o ejercicio.
Nuevos tratamientos. Se está investigando sobre nuevos tratamientos para la enfermedad, tanto para Ia fase maníaca, para la que han aparecido nuevos fármacos con menos efectos secundarios, como para la fase depresiva. Por ejemplo, los denominados antipsicóticos atípicos han demostrado ser muy útiles para tratar las fases maníacas o depresivas (dependiendo del fármaco) y para la prevención de recaídas. Además, tienen menos efectos secundarios que los medicamentos más antiguos. Algunos fármacos que habían sido usados clásicamente como antiepilépticos (ácido valproico, lamotrigina, carbamazepina, oxcarbamazepina) han demostrado tener una muy buena eficacia para la prevención de recaídas tanto maníacas como depresivas del trastorno bipolar.
El Litio
El litio tiene un efecto preventivo sobre las recaídas. Aunque, el organismo tiene pequeñas cantidades de litio, en los pacientes con trastorno bipolar se ha de aumentar, no porque carezcan de este mineral, sino para reforzar los mecanismos reguladores del estado de ánimo y evitar situaciones de euforia o depresión.
El litio es una sustancia extremadamente simple, lo que se llama un elemento. Sin embargo, su utilización debe ser siempre controlada por el médico, dado que, a dosis altas, resulta tóxico. Por este motivo, quienes siguen tratamiento con litio deben realizarse análisis periódicos para controlar su concentración en Ia sangre.
El litio es uno de los tratamientos más efectivos y seguros, además de ser el único que ha demostrado reducir el riesgo de suicidio.
Mecanismos de acción del Litio
El litio ejerce su acción estabilizadora del ánimo a través de mecanismos químicos que corrigen parte de las alteraciones subyacentes a la enfermedad. Cuando se ingiere litio, este se absorbe por el tubo digestivo sin necesidad de pasar por el hígado (y, por lo tanto, no comporta ningún riesgo de toxicidad hepática), pasa a la sangre y, de ahí, llega a las neuronas donde produce cambios en la producción de ciertas sustancias que van a regular de forma eficaz las alteraciones anímicas. El litio es uno de los tratamientos más efectivos y seguros en el trastorno bipolar, además de ser el único que ha demostrado reducir el riesgo de suicidio.
Consideraciones generales a tener en cuenta con el Litio
Tomar la medicación todos los días.
No interrumpir el tratamiento salvo por prescripción médica.
Realizar los análisis solicitados por el médico al menos 2 veces al año que incluya niveles de litio, función renal y tiroidea.
No reducir la cantidad de sal en las comidas o cambios bruscos en la hidratación.
Consultar con el médico o, en su ausencia, reducir temporalmente la dosis de litio en los siguientes casos:
- Diarrea intensa
- Vómitos frecuentes
- Deshidratación
- Fiebre elevada
- No tomar los siguientes medicamentos sin antes consultar a su médico o diuréticos (medicamentos utilizados para problemas circulatorios, edemas, retención de líquidos...)
- Analgésicos (medicamentos utilizados para el tratamiento del dolor)
- Antiinflamatorios no esteorideos (medicamentos utilizados para diversos tipos de inflamaciones. En ocasiones utilizados para diversos tipos de inflamaciones. En ocasiones utilizados como antigripales)
El control de las hormonas tiroideas
El tiroides es una glándula situada en el cuello que realiza varias funciones, entre ellas producir una hormona (hormona tiroidea) que se ocupa de regular el metabolismo del organismo. El trastorno bipolar por sí mismo se asocia con mayor frecuencia a alteraciones tiroideas, pero también el litio puede favorecer cambios en la función de este órgano. Por este motivo, es conveniente realizar análisis con regularidad para determinar si el tiroides funciona correctamente.
En pacientes que toman litio, este análisis debe hacerse al menos una vez al año. La alteración más común consiste en un hipotiroidismo subclínico, es decir, en una reducción de la capacidad del tiroides para producir hormona tiroidea, sin que se manifieste con síntomas o molestias físicas. El hipotiroidismo subclínico es fácil de tratar con suplementos orales de hormona tiroidea y necesariamente no obliga a retirar el litio.
El litio y sus potenciales interacciones con otros fármacos
El paciente con un tratamiento farmacológico con litio debe ser especialmente cuidadoso con los diuréticos (que se dan para algunas afecciones cardíacas, la hipertensión arterial y, en ocasiones, para perder peso), los analgésicos e antiinflamatorios (incluyendo la aspirina) y otros fármacos. Se debe informar siempre al personal sanitario de que se toma litio antes de la prescripción de cualquier tratamiento y, especialmente, antes de someterse a una intervención quirúrgica. El litio es un fármaco seguro si se siguen correctamente las indicaciones para su uso.
Antiepilépticos (o eutimizantes). Este grupo de fármacos se utiliza primordialmente durante la fase de mantenimiento para prevenir las recaídas y, en algunas circunstancias, en fases agudas maníacas (ácido valproico) y depresivas (lamotrigina).
La elección de uno u otro depende de la tendencia a recaer hacia uno u otro tipo de episodio, la experiencia con otros fármacos y del perfil de efectos adversos. Son fármacos, generalmente, bien tolerados, pero requieren que sus niveles sean, de forma rutinaria, medidos en sangre para asegurar que se encuentran en rango terapéutico. El riesgo de intoxicación es bastante más bajo que con el litio. Ciertas precauciones que hay que tener con algunos de ellos son las reacciones dermatológicas que, si bien excepcionales, requieren una inmediata consulta con el médico.
Los antipsicóticos típicos y atípicos. Son una familia de fármacos que han demostrado ser útiles en otra enfermedad, la esquizofrenia, y en la fase maníaca del trastorno bipolar (aunque algunos también son útiles para la depresión y la prevención de recaídas). Algunos pacientes parecen beneficiarse de un tratamiento de mantenimiento con alguno de estos fármacos, generalmente asociados a estabilizadores del ánimo (como el litio o algunos antiepilépticos).
En general, los antipsicóticos atípicos (como la clozapina, la risperidona, la olanzapina, la quetiapina, el amisulpride, la ziprasidona, la paliperidona, la asenapina o el aripiprazol) son mucho menos propensos que los antipsicóticos clásicos (haloperidol) de presentar efectos secundarios de tipo neurológico como, por ejemplo, el parkinsonismo, pero tampoco están exentos de efectos indeseables como sedación o aumento de peso. Algunos antipsicóticos atípicos como la quetiapina han demostrado tener efectos antidepresivos en el trastorno bipolar. En muchos casos son el tratamiento de elección, y de los pocos indicados y disponibles, para los episodios depresivos en trastorno bipolar.
Los antidepresivos. Como su nombre indica, este grupo de fármacos ejerce su efecto sobre neurotransmisores que mejoran el estado de ánimo aumentando su disponibilidad en el cerebro (serotonina, noradrenalina, dopamina, etc).
Los antidepresivos se clasifican según al neurotransmisor al que afectan:
- ISRS (fluoxetina, paroxetina, sertralina y otros) tienen un efecto sobre la serotonina.
- ISRNS (venlafaxina, duloxetina, o desvenlafaxina) ejercen su efecto tanto sobre la serotonina como la noradrenalina.
- Atípicos (bupropion): actúa inhibiendo la recaptación de dopamina y noradrenalina. También se emplea para ayudar en la deshabituación del tabaquismo.
- Multimodales (vortioxetina): actúa principalmente como un inhibidor de la recaptación de serotonina (similar a los ISRS), pero también modula varios receptores de serotonina.
Sin embargo, fuera de las fases depresivas, en el caso del trastorno bipolar, los neurotransmisores pueden ser perjudiciales porque pueden inclinar la balanza y el equilibrio del cerebro hacia un episodio maníaco.
Como el trastorno bipolar requiere una predisposición natural de base genética, en principio los antidepresivos no causan manía a cualquier persona que los tome. Sin embargo, el tratamiento de una fase depresiva en un paciente bipolar con antidepresivos puede incrementar, en cierto grado, el riesgo de cambio hacia la manía, sobre todo si el paciente no sigue tratamiento con un estabilizador o un antipsicótico.
Por estas circunstancias, el tratamiento con antidepresivos en el trastorno bipolar es motivo de debate. En general, no se aconseja prescribir antidepresivos para fases depresivas, ya que no han sido aprobados para esta indicación. Sin embargo, pueden considerarse para las depresiones moderadas o graves, en las cuales otros tratamientos no han sido efectivos y/o las ventajas del tratamiento superan a los posibles inconvenientes o riesgos.
Tratamientos psicológicos
La psicoterapia tiene como finalidad facilitar al paciente con trastorno bipolar estrategias para convivir mejor con su enfermedad, aceptarse mejor, regular correctamente sus emociones, detectar los síntomas de cada fase de manera precoz para la prevención de recaídas y tratar determinados episodios –sobre todo fases depresivas-.
Hasta la fecha, hay distintos estudios que señalan la eficacia de la terapia cognitivo-conductual, la psicoeducación (dirigida tanto al paciente como a la familia), la rehabilitación funcional, la terapia interpersonal y de ritmo social y el abordaje integral en el tratamiento de los trastornos bipolares. Por otra parte, hay que subrayar que la psicoterapia debe ser siempre un tratamiento complementario a la medicación.
- Psicoeducación
Es una intervención que puede ser grupal o individual, mediante la cual los pacientes tienen acceso a información sobre el trastorno bipolar que ayuda a mejorar la conciencia de enfermedad y la aceptación del diagnóstico. Consta de 21 sesiones semanales de 1 hora y media de duración. A nivel preventivo, las sesiones ayudan a mejorar el cumplimiento terapéutico y la detección precoz para evitar una recaída. Las sesiones finales del programa están destinadas a regular los hábitos y el manejo del estrés. La psicoeducación también puede estar dirigida a los familiares, para ayudarles a comprender la enfermedad y para contribuir a una mejor evolución de la enfermedad del paciente.
- Terapia cognitivo-conductual (TCC)
Esta terapia ayuda a los pacientes a identificar y modificar patrones de pensamiento y comportamiento disfuncionales. En el trastorno bipolar, se enfoca en la reestructuración cognitiva para manejar pensamientos negativos que surgen en las fases depresivas y creencias excesivamente optimistas o impulsivas que aparecen en los episodios de manía. En la TCC se desarrollan también habilidades para la regulación emocional y técnicas para la resolución de problemas de manera efectiva.
- Rehabilitación funcional
El programa de rehabilitación funcional consta de 21 sesiones, distribuidas semanalmente, en las que los pacientes aprenden estrategias neurocognitivas para aplicarlas en el funcionamiento cotidiano. Dichas estrategias están enfocadas a potenciar la atención, la memoria, la organización y la planificación de actividades, así como una mejor gestión del tiempo y resolución de problemas. El programa incluye técnicas para afrontar situaciones de estrés y mejorar algunos aspectos de la comunicación y las habilidades sociales. Estas técnicas son fácilmente aplicables a aspectos de la vida cotidiana, por lo que su puesta en práctica se traduce en una optimización del funcionamiento diario de las personas con trastorno bipolar. Actualmente, esta intervención se está testando en un formato adaptado a pacientes mayores de 50 años, que incluye un módulo de entrenamiento en competencias digitales.
- Terapia Interpersonal y de Ritmo social (IPSRT)
La terapia del ritmo social e interpersonal (IPSRT) es una intervención individual que tiene como objetivo lograr que la persona regule su estado de ánimo mediante sus rutinas biológicas y sociales. Se centra, por un lado, en las relaciones e interacciones interpersonales y, por otro lado, en el establecimiento de ciclos rítmicos o rutinas cotidianas poniendo especial atención en la regulación del sueño.
- Abordaje Integral
Este enfoque integral combina componentes terapéuticos de tratamientos más amplios que han sido previamente evaluados y cuya eficacia ha sido demostrada por separado, como la psicoeducación grupal, la intervención familiar y la rehabilitación funcional. Además, se pone énfasis en la salud física y se ha incorporado un módulo de entrenamiento en técnicas mindfulness. Este enfoque se ha desarrollado recientemente desde la Unidad de Trastornos Bipolares y Depresivos del Hospital Clínic Barcelona, y consiste en 12 sesiones semanales en grupo cerrado.
La terapia electroconvulsiva
La terapia electroconvulsiva (TEC), antiguamente denominada electrochoque, ha dejado de ser un recurso indiscriminado y éticamente cuestionable para convertirse, como han demostrado ciertos estudios, en una técnica segura y eficaz que, tal y como se practica hoy, con anestesia y corriente pulsátil, permite tratar casos graves o que no responden al tratamiento convencional de forma eficaz.
Este es el tratamiento de elección en pacientes embarazadas con trastorno bipolar. La TEC actúa como un antiepiléptico, que provoca una convulsión (que solo es visible en el electroencefalograma en el momento de aplicarla) y provoca un periodo refractario en el que se producen cambios en ciertos neurotransmisores cerebrales.
La fototerapia
La fototerapia es el tratamiento a través de la luz. Dicho así, suena muy natural, ecológico o, incluso, mágico. La realidad es que numerosos estudios han demostrado de forma científicamente rigurosa que la luz intensa provoca cambios emocionales significativos y puede tener un efecto terapéutico en personas que sufren el denominado “trastorno afectivo estacional”.
Este consiste en depresiones apáticas con la llegada del invierno y fases de hiperactividad/euforia moderadas en la época estival. Algunos pacientes con trastorno bipolar presentan esta forma específica de la enfermedad y pueden beneficiarse del tratamiento con unas lámparas especiales de luz blanca hiperintensa que deben utilizarse a diario, preferentemente por la mañana, durante la época de menor fotoperiodo (es decir, el invierno). Dicho tratamiento debe ser controlado por un psiquiatra.
Información documentada por:




Publicado: 20 de marzo del 2018
Actualizado: 1 de julio del 2025
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