Preguntas frecuentes

Sí, las vacunas no tienen un 100% de eficacia por lo que una persona vacunada puede infectarse. Esta posibilidad es más probable cuando la circulación del virus o bacteria es muy alta o la persona vacunada es inmunodeprimida.

La vacuna de la gripe es una vacuna inactivada. El virus está muerto y por tanto ha perdido su capacidad de replicación y de infección de las células. Una vacuna inactivada nunca puede producir la enfermedad. En cualquier caso, sí que puede estar asociada a reacciones adversas y en alguna ocasión pueden confundirse con la enfermedad.

Precisamente si hay pocos o ningún caso de las infecciones contra las que nos vacunamos es porque la mayor parte de la población está vacunada y es muy difícil que la infección se propague si se produce un caso. Si dejamos de vacunarnos y, por tanto, disminuye la cobertura de vacunación, el microorganismo se propagará fácilmente, dando lugar a brotes.

No existe ninguna vacuna obligatoria, todas son recomendadas. Cada uno es libre de decidir si desea recibir (o que sus hijos reciban) las vacunas recomendadas, pero es importante basar las decisiones en información científica contrastada.

Todos los días estamos expuestos a miles de microorganismos en nuestro entorno y nuestro sistema inmunitario es capaz de responder con éxito. Las vacunas representan sólo una pequeña proporción de todos los antígenos a los que nos exponemos a diario, por lo que no supone una sobrecarga del sistema inmunitario.

Cuando nacen los bebés todavía no tienen el sistema inmunitario totalmente desarrollado y esto hace que tengan mayor riesgo de infección. El objetivo de vacunarlos temprano es protegerlos antes de que entren en contacto con microorganismos que pueden poner en peligro su vida.

Sí, siempre que la vacuna esté recomendada. Sólo hay algunas vacunas contraindicadas (vacunas vivas atenuadas), pero hay otras especialmente indicadas en embarazadas (gripe, tos ferina, COVID) que protegen a la madre y al bebé.