Ninguna bebida alcohólica sustituye al agua contra el calor. De hecho, beber con altas temperaturas provoca que la temperatura corporal suba a niveles peligrosos (por encima de 40 °C) porque agrava la deshidratación. Por eso puede ser normal acabar con dolor de cabeza, náuseas y agotamiento. Y si coincide una ola de calor, el peligro se multiplica.
Menor percepción del riesgo y accidentes
El alcohol nubla la mente y los reflejos, creando una sensación de falsa seguridad. Con el calor se reduce todavía más la capacidad de concentración y de coordinación, lo que puede aumentar los accidentes.
La Dirección General de Tráfico recuerda que incluso poco alcohol al volante provoca una disminución de los reflejos; además, conducir con el vehículo a 30- 35 °C puede mermar los reflejos tanto como una tasa de 0,5 g/L de alcohol en sangre, el límite legal en España. El resultado es un incremento de errores al volante y de la distancia de frenado.
En el agua pasa algo similar, ya que el alcohol reduce la coordinación y la capacidad de juicio en el agua. Alrededor del 31% de las muertes por ahogamiento están relacionadas con el alcohol.
En resumen, la combinación de alcohol y calor hace que se sea menos consciente del peligro y provoca más imprudencias.
Alternativas refrescantes y moderación
La demanda de opciones sin alcohol crece —mocktails, kombucha, cervezas 0,0— y facilita brindar sin exponer la salud. Estas opciones permiten refrescarse sin una gota de alcohol.
Si decides beber, hazlo con moderación. Algunos consejos básicos:
- Hidratarse. Intercalar agua con las bebidas alcohólicas. El agua es la mejor aliada contra el calor; el alcohol, en cambio, deshidrata.
- Ponerse límites. No se debe superar 1-2 UBE (Unidades de Bebida Estándar) al día. Una UBE equivale a 100ml de vino, 300ml de cerveza o 30ml de licor. Recuerda que no existe un nivel "seguro" de consumo: cuanto menos, mejor.
El verano ofrece muchas formas de refrescarse de forma saludable, consumiendo bebidas que permitan mantener una correcta hidratación. Es importante recordar que el alcohol puede afectar de forma negativa a la calidad del sueño y que supone un sobreesfuerzo para el corazón en condiciones de calor intenso. Si decides consumir alcohol, hazlo con moderación y responsabilidad: tu cuerpo lo agradecerá cuando suban las temperaturas. Mantener la hidratación, protegerse del sol y utilizar crema solar y moderar la ingesta de alcohol son la receta para un verano seguro y sin contratiempos.
Preguntas frecuentes
¿El alcohol hidrata o refresca cuando hace mucho calor?
No, al contrario: el alcohol deshidrata y dificulta que bajes tu temperatura corporal. Es diurético – se pierde más líquido al orinar- y dilata los vasos sanguíneos -sudas más-, quitándote agua justo cuando más la necesitas. Aunque una cerveza fría dé sensación de alivio, en realidad impide que el cuerpo se enfríe bien. La única bebida que hidrata de verdad y quita el calor es el agua.
¿Por qué es peligroso bañarse después de beber alcohol?
Porque el alcohol entorpece la coordinación y el juicio. Aunque te sientas bien, al nadar ebrio puedes cansarte de pronto o no calcular riesgos. Muchos ahogamientos mortales ocurren con alcohol en sangre. Además, si estás pendiente de niños, beber reduce tu atención sobre ellos. Lo mejor es no bañarse si has estado bebiendo.
¿Qué puedo beber para refrescarme en vez de alcohol?
Agua, por supuesto. También hay muchas opciones ricas sin alcohol: limonada casera, té helado, granizados o batidos de fruta natural, o un gazpacho bien frío. También triunfan los mocktails (cócteles sin alcohol) creativos y las cervezas 0,0. Todas estas bebidas hidratan y quitan la sed sin riesgos.