Con la llegada del buen tiempo, es habitual ver a niños jugando sin zapatos o adultos que se animan a pisar la arena, el césped o incluso caminos irregulares. Hablamos con el Dr. Sergi Sánchez, podólogo del Hospital Clínic Barcelona (Institut Clínic d'Especialitats Mèdiques i Quirúrgiques – ICEMEQ), para desmentir algunos de los mitos más extendidos sobre ir descalzo.
Los beneficios de caminar descalzo, especialmente en niños
“Hay más beneficios que riesgos a la hora de ir descalzo”, explica el Dr. Sergi Sánchez. “Especialmente en niños en edad de desarrollo, caminar sin calzado por terrenos irregulares o sobre diferentes superficies puede ser beneficioso”, ya que ayuda a estimular la musculatura del pie y su maduración funcional.
En este sentido, el podólogo destaca que caminar descalzo refuerza tanto la musculatura intrínseca —la que empieza y acaba en el pie— como la extrínseca, que conecta el pie con el resto del cuerpo.
¿Cuándo puede ser perjudicial? Poblaciones de riesgo
A pesar de las ventajas generales, el Dr. Sánchez advierte que no es una práctica recomendable para todo el mundo: “Existen pacientes con patologías concretas para los cuales ir descalzo no es correcto.”
Entre estos grupos se encuentran:
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Personas con pie artrítico, que presentan artritis reumatoide y grandes deformidades del pie: “Se recomienda que el pie esté contenido dentro de un soporte para mejorar la estática y la dinámica del pie.”
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Pacientes diabéticos: “Son pacientes con una neuropatía asociada, que tienen una pérdida de sensibilidad y, además, pueden tener riesgo de isquemia, lo que significa que no llega adecuadamente el flujo sanguíneo y pueden presentar lesiones que no notan.”
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Personas con pies planos o con pies cavos (con mucho arco): “Si tienes un pie que estructuralmente no funciona bien y lo hacemos caminar y moverse de forma lineal durante mucho tiempo, cada paso que das continúa favoreciendo esa deformación del pie.” Y añade: “Si caminamos repetidamente con el pie descalzo, esa deformación que provoca el pie plano se mantiene en el tiempo. Lo mismo sucede con los pies cavos.” En estos casos, se recomienda un tratamiento ortésico específico.
Lesiones, infecciones y mitos frecuentes
Incluso en personas sanas, el hecho de ir descalzo conlleva ciertos riesgos. “Existe una mayor incidencia de infecciones bacterianas, micóticas (hongos) o víricas en forma de verrugas”, indica el Dr. Sánchez.
También nos encontramos con prácticas y terapias de uso común entre buena parte de la población, como la reflexología podal, cuya eficacia el doctor matiza con contundencia: “No hay evidencia científica sobre los resultados que ofrecen este tipo de profesionales. Sabemos que solo llega un nervio al pie, derivado del nervio ciático. Por lo tanto, eso que dicen de que hay partes del pie que se relacionan directamente, por ejemplo, con la zona renal o con la cabeza, anatómicamente es inexistente.”
No obstante, contextualiza: “Sí es cierto que el hecho de que te toquen los pies puede generar satisfacción o relajación, y eso es beneficioso a nivel más sistémico, pero no porque curen patologías concretas con ese tipo de terapias.”
Circulación, metabolismo y estrés
A nivel circulatorio, caminar —con o sin zapatos— tiene beneficios bien conocidos. El doctor explica que existe una estructura llamada bomba de Lejars, una almohadilla de grasa en la planta del pie que, al caminar, ayuda al retorno venoso y a mejorar la circulación. Pero el Dr. Sánchez matiza: “Lo que realmente beneficia no es tanto si vas descalzo o no, sino el hecho de caminar. Es la actividad física la que aporta beneficios, también hormonales y cognitivos.”
En cuanto al metabolismo o la reducción del estrés, pone en duda que existan estudios que demuestren un efecto directo del hecho de ir descalzo: “Si te sientes cómodo y libre, es lógico que puedas sentirte mejor.” Pero eso no significa que exista un impacto científicamente validado sobre estos parámetros.
Lo natural no siempre es sinónimo de seguro
“Lo que me gustaría que quedara claro como conclusión es que las cosas naturales no siempre son las más seguras”, afirma el Dr. Sánchez. “Hay pacientes que se pueden beneficiar de caminar descalzos, pero hay otros que no. Y para estos últimos, hacerlo puede ser el primer paso hacia lesiones graves y severas.”
Desde el Clínic se recomienda siempre personalizar las recomendaciones en función de la edad, la salud del pie y la patología de base. Como en muchos aspectos de la salud, el consejo profesional es clave para evitar riesgos innecesarios y aprovechar al máximo una práctica tan sencilla —y a la vez compleja— como caminar descalzo.