El regreso a la rutina: un reto emocional habitual
La vuelta al trabajo tras las vacaciones de verano puede suponer un cambio brusco en el ritmo de vida. En los últimos años, los modelos laborales han experimentado transformaciones significativas, como el teletrabajo parcial o la presencialidad flexible. Esta nueva realidad puede suavizar el regreso para algunas personas, pero también hacerlo más complejo para otras, especialmente si retoman la jornada completa presencial tras un largo periodo con otros hábitos.
Sentirse más cansado, apático o desmotivado en los primeros días de septiembre es algo habitual. Este estado anímico suele conocerse como “síndrome postvacacional”, y aunque el nombre puede sonar alarmante, no se trata de una enfermedad.
¿Qué es (y qué no es) la depresión postvacacional?
La llamada depresión postvacacional no es un trastorno psicológico clínico. Más bien, se considera un proceso adaptativo normal. Tras un periodo prolongado de descanso, nuestro cuerpo y mente necesitan tiempo para ajustarse a las obligaciones cotidianas.
Durante esta transición es común experimentar:
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Falta de motivación
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Dificultad para concentrarse
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Irritabilidad
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Alteraciones del sueño
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Cansancio general
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Leve estado de ánimo bajo
En la mayoría de los casos, estos síntomas duran solo unos días. Lo habitual es que desaparezcan por sí solos en una o dos semanas, conforme la persona se adapta de nuevo a sus rutinas. No se requiere tratamiento específico, aunque existen estrategias útiles para que este proceso sea más llevadero.
Estrategias para una vuelta saludable
1. Anticipar la reincorporación
Evita volver de viaje el día antes de trabajar. Si puedes, deja uno o dos días libres antes de retomar tu actividad. Así podrás descansar, reajustar horarios y organizarte sin agobios. Ir recuperando progresivamente el horario habitual de sueño en los días previos también ayuda a evitar el “shock” del primer madrugón.
Si tu empresa lo permite, valora la opción de reincorporarte de forma gradual, por ejemplo, alternando días de teletrabajo con presencialidad.
2. Empezar con metas realistas
No intentes recuperar el ritmo al 100 % desde el primer día. Prioriza las tareas más sencillas y deja los asuntos más complejos para cuando te sientas con más energía. Organiza tu agenda, marca objetivos alcanzables y celebra pequeños logros.
Introduce pausas breves durante la jornada para desconectar. Esto mejora la concentración y reduce la sensación de agobio.
3. Mantener hábitos saludables
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Dormir bien: Intenta descansar entre 7 y 8 horas por noche con horarios regulares.
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Comer de forma equilibrada: Una alimentación rica en frutas, verduras, proteínas magras y baja en ultraprocesados favorece el estado de ánimo.
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Hacer ejercicio: Caminar, nadar, montar en bici o cualquier actividad física moderada ayuda a liberar endorfinas que mejoran el bienestar emocional.
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Beber agua: Evita el exceso de cafeína y alcohol, ya que pueden alterar el sueño o empeorar la ansiedad.
4. Incorporar actividades gratificantes
Volver a la rutina no significa renunciar al disfrute. Planifica actividades que te ilusionen: quedar con amistades, ir al cine, apuntarte a un taller o simplemente darte un pequeño capricho.
También es útil recordar y revivir buenos momentos de las vacaciones, por ejemplo, ordenando fotos o escribiendo un diario de viaje. Esto crea una sensación de continuidad emocional positiva.
5. Cuidar la actitud mental
Adoptar una mirada realista y positiva ayuda a afrontar el regreso con más serenidad. Evita pensamientos como “todo lo bueno se acabó” o “qué horror volver al trabajo”. Intenta ver el retorno como una oportunidad para retomar proyectos, plantearte nuevos objetivos o reencontrarte con compañeros.
Practicar gratitud, centrarse en lo que sí funciona en tu vida y no exigirse un rendimiento perfecto desde el primer día son claves para reducir el impacto emocional.
¿Cuándo pedir ayuda?
En la mayoría de los casos, el bajón postvacacional es pasajero. Sin embargo, si los síntomas persisten más allá de dos o tres semanas, o interfieren seriamente con tu vida cotidiana, puede ser señal de algo más serio, como una depresión o trastorno de ansiedad.
Busca ayuda profesional si:
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Te sientes profundamente triste o sin energía durante semanas
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No logras retomar el ritmo de vida habitual
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Sufres insomnio persistente o ataques de ansiedad
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Pierdes el interés por actividades que antes disfrutabas
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Te cuesta concentrarte, trabajar o relacionarte
También es recomendable consultar si cada año vives este malestar de forma intensa. Podría indicar una insatisfacción más profunda con tu entorno laboral o tu estilo de vida.
Preguntas frecuentes (FAQ)
¿Es normal sentirse triste al volver de vacaciones?
Sí. Es una reacción común al cambio de ritmo y suele desaparecer en pocos días.
¿La depresión postvacacional es una enfermedad?
No. Se trata de un proceso de adaptación emocional, no de una patología.
¿Qué puedo hacer para que el regreso sea más llevadero?
Planificar la vuelta con antelación, cuidar tu descanso, comer bien, hacer ejercicio y mantener tiempo para el ocio.
¿Cuándo debería preocuparme?
Si el malestar persiste más de 2-3 semanas, empeora o afecta tu vida diaria, consulta con un profesional.
¿El teletrabajo ayuda a aliviar este síndrome?
En muchos casos sí, ya que permite una reincorporación más flexible y gradual.