Cuando Esteve Capella habla de su vida, lo hace con una naturalidad que sorprende: “Vivo con un riñón trasplantado desde hace 50 años y he hecho una vida completamente normal”. Lo dice sonriendo, como si este hecho extraordinario fuera una simple anécdota de su día a día. Pero su historia es mucho más que un caso excepcional: es también la historia del progreso de la medicina del trasplante renal y del papel pionero del Hospital Clínic Barcelona en esta revolución médica en el territorio español.
Una segunda oportunidad que llegó en el Clínic
Todo comenzó cuando le diagnosticaron una enfermedad renal grave: “Me dijeron que necesitaba un trasplante de riñón. Me ingresaron aquí, en el Clínic, me hicieron diálisis peritoneal y al cabo de cinco meses mi hermano me donó su riñón”, recuerda. Era el año 1975. Esteve reconoce que no entendía muy bien qué le pasaba: “Yo desconocía esta enfermedad, ni siquiera sabía qué era un trasplante”. El Dr. Antoni Caralps, nefrólogo que fue uno de los protagonistas del primer trasplante renal realizado en el Clínic hace 60 años, fue el médico que lo atendió y quien le explicó a él y a su familia que existía una solución.
La intervención marcó el inicio de una nueva vida, pero el camino no fue fácil: “Me implantaron el riñón y estuve 52 días ingresado… pero en marzo del año siguiente ya empecé a ir a trabajar”. Aquella experiencia, que hoy parecería impensable por la duración del ingreso, fue el primer paso.
Una combinación poco frecuente
La Dra. Núria Esforzado, nefróloga del Hospital Clínic Barcelona, explica por qué el caso de Esteve es singular: “Los esquemas terapéuticos de los años setenta eran muy pobres en cuanto a potencia inmunosupresora. Mucha gente se trasplantaba y perdía el riñón por rechazo”. Sin embargo, en su caso se dieron unas condiciones poco habituales, sobre todo si hablamos de hace medio siglo. La Dra. Esforzado lo indica: “Un donante hermano, muy joven y genéticamente idéntico. Esto le ha permitido, tantos años después, seguir con el riñón funcionando e incluso poder volver a trasplantarse”.
Porque Esteve recibió un segundo riñón en el año 2014. La diferencia con la primera experiencia es abismal: “Con el segundo trasplante estuve solo siete días en el hospital”, explica, evidenciando claramente la evolución de la medicina y de las técnicas quirúrgicas.
De la cirugía abierta a la robótica
El Dr. Antonio Alcaraz, jefe del Servicio de Urología del Hospital Clínic Barcelona, señala que la historia del trasplante renal es, en cierto modo, una historia de continuidad y de ruptura al mismo tiempo: “En los primeros trasplantes, como el de 1965 o el de Esteve en 1975, se realizaba una cirugía abierta, meticulosa, con cirugía vascular y reimplantes de la vía urinaria. Era una cirugía muy tradicional”.
A pesar de esta base clásica, ha habido dos momentos claramente disruptivos: “El primer gran cambio fue cuando se empezó a extraer el riñón del donante vivo de forma laparoscópica. Y el segundo ha sido el trasplante renal robótico, que se introdujo en Europa en el año 2015, también en nuestro equipo”.
Estos avances han situado al Clínic como un centro de referencia internacional. “Somos historia, porque en el año 65 el Dr. Gil-Vernet y el Dr. Caralps realizaron el primer trasplante con éxito en España. Pero también somos presente y futuro: ya hemos superado los 6.000 trasplantes y somos el centro con más intervenciones de este tipo en el país”, destaca el Dr. Alcaraz.
El futuro: más órganos, más vida
De cara al futuro, el Dr. Alcaraz señala dos grandes líneas de trabajo: “Una vía es ampliar el número de riñones disponibles para trasplante, incluso mediante la manipulación genética de órganos de animales, una línea todavía experimental, como la de los cerdos. La otra es la regeneración mediante ingeniería celular, aprovechando estructuras renales deterioradas para hacer crecer nuevo tejido sano”.
Este horizonte científico mantiene vivo el espíritu pionero del Clínic, pero también interpela a la sociedad en su conjunto.
Medio siglo después de su primer trasplante, la historia de Esteve Capella sigue siendo el testigo de un éxito médico, científico y humano que invita a seguir avanzando en la investigación, en la donación y en la mejora constante de las técnicas quirúrgicas.
