Preguntas frecuentes sobre el Tumor Cerebral

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El tiempo que dura una intervención quirúrgica de un tumor cerebral depende de muchos factores. Se necesita más o menos tiempo quirúrgico en función del tipo de anestesia que recibe el paciente (mayor en el paciente despierto); de los recursos tecnológicos que se utilicen (mayor si se utiliza registro neurofisiológico, neuronavegador, resonancia intraoperatoria…); del tipo y localización del tumor (mayor si el tumor está localizado en zonas funcionales o profundas) y del despertar del paciente (más alargado según el tiempo y agresión quirúrgica). En general, una cirugía de un tumor cerebral suele durar de media unas 6-7 horas, aunque, en casos excepcionales, puede llegar a durar más de 12 horas.

Existen estudios científicos que han demostrado que rasurar completamente el cuero cabelludo no disminuye la tasa, ya de por si pequeña, de infección. Por este motivo, como norma general, no se rasura el cabello al paciente para una cirugía. Normalmente, en el propio quirófano se rasura la línea de piel que corresponderá a la herida quirúrgica. Desde el punto de vista estético y psicológico este hecho es beneficioso para el paciente.

La cirugía se establece en el tumor cerebral como un tratamiento o herramienta de diagnóstico casi imprescindible. En general, la cirugía es el primer paso y solo se puede evitar en determinadas ocasiones en pacientes que tienen un mal estado general, o bien en pacientes que tienen tumores no accesibles o inoperables.

Aunque se extirpe toda la lesión que se observa en las pruebas realizadas al paciente, es posible que queden zonas residuales microscópicas de tumor que produzcan una reaparición del tumor al cabo del tiempo. En los casos en que la extirpación del tumor es parcial, esta posibilidad es mayor. Por ese motivo, en función del nombre y apellidos del tumor, se deberán aplicar, en muchas ocasiones, terapias complementarias como la quimioterapia o la radioterapia.

En general se utilizan todos los medios durante la cirugía para evitar al máximo las secuelas postoperatorias. A pesar de ello, el riesgo no es nulo. Si se producen secuelas, en la mayoría de los casos estas son recuperables con un buen programa de rehabilitación. Dependerá a su vez de la edad del paciente y  la severidad de la secuela. El tiempo de recuperación, en general, de cualquier lesión del sistema nervioso se sitúa entre 6 meses y un año. A partir del año, puede que la secuela sea permanente.

La cirugía con el paciente despierto se lleva a cabo cuando el tumor se sitúa en áreas relacionadas con el lenguaje, o bien cuando se quiere preservar cualquier función cerebral que requiere tener al paciente consciente para explorarlo durante la cirugía. En estas intervenciones, el paciente, normalmente, está plenamente consciente solo durante la extirpación del tumor (fase cerebral). En la apertura y cierre, el paciente está sedado y toda el área de piel, músculo, hueso y meninge se anestesian de forma local. El tejido cerebral no tiene receptores del dolor por lo que durante la estimulación cerebral no se nota dolor alguno. En general, este tipo de cirugía está muy estandarizada. A pesar de ello, el paciente debe reunir una serie de cualidades psicológicas para afrontar esta cirugía con éxito.

La quimio y radioterapia aplicable a tumores cerebrales suele ser bien tolerada, a pesar de que en determinadas pautas se utilizan agentes de quimioterapia más agresivos. En general, no se suele perder el cabello con estas terapias y, aunque se deben hacer controles analíticos y médicos, los efectos secundarios producidos son escasos.

Si el tumor vuelve a crecer en un tiempo aceptable y el crecimiento se produce en un área resecable, se puede plantear realizar de nuevo una intervención quirúrgica. A veces, una zona tumoral no se puede extirpar en una primera cirugía y, en cambio, gracias a la plasticidad neuronal (capacidad de las neuronas para acoger otras funciones que se están dañando) las zonas no extirpables pueden llegar a serlo con cierta seguridad.

El transporte aéreo supone un problema después de una cirugía craneal, ya que, normalmente, queda aire residual intracraneal. En la cabina del avión, a pesar de la presurización,  la presión es menor que en la zona de despegue. Por este motivo, al despegar, el aire contenido en una cavidad tiende a expandirse y, si esto sucede en el interior del cráneo, las consecuencias pueden ser fatales. Normalmente, se necesita un mínimo de tres semanas para que el aire postquirúrgico se reabsorba y no sea un problema para viajar en avión. 

Si no se producen complicaciones con la cirugía, normalmente, el paciente requiere 24 horas de estancia en cuidados intensivos, dos o tres semanas de convalecencia (con baja actividad, equilibrando tiempos dedicados a pasear, a estar sentarse y descansar en cama). Tras la tercera semana, se considera que el paciente puede normalizar su vida de manera progresiva. El ejercicio físico intenso se desaconseja como mínimo hasta el mes y medio de la intervención.

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Información documentada por:

Josep Juan González Sanchez
Sergio García García
Verónica Mato Pin

Publicado: 20 de febrero del 2018
Actualizado: 20 de febrero del 2018

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