Durante años, el tratamiento de esta enfermedad en su forma moderada a grave, se ha basado principalmente en la administración de inmunosupresores clásicos.
Actualmente, nos encontramos ante un verdadero cambio de paradigma en tratamiento de la dermatitis atópica. Una comprensión más profunda de los mecanismos inmunológicos implicados en la enfermedad ha permitido el desarrollo de terapias innovadoras que ofrecen un control más eficaz y seguro de la enfermedad.
La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que afecta tanto a niños como a adultos y que se caracteriza por picor intenso, lesiones recurrentes que cursan a brotes y generan un impacto significativo en la calidad de vida.
Nuevas terapias disponibles: biológicos e inhibidores de JAK
En este nuevo escenario, la introducción de tratamientos sistémicos como los fármacos biológicos y los inhibidores de JAK, ha supuesto un avance significativo en el abordaje de los pacientes moderados y graves. Estas terapias permiten un abordaje más individualizado, adaptado a las características clínicas y personales de cada paciente.
Estos tratamientos han demostrado una gran eficacia para mejorar diferentes signos y síntomas de la dermatitis atópica, muy relevantes para la mejoría en la calidad de vida de los pacientes. Entre ellos:
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Reducción del picor.
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Disminución en la inflamación y la extensión de las lesiones.
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Mayor seguridad en el tratamiento.
Estas mejoras han sido observadas tanto en ensayos clínicos como en la práctica clínica habitual en diferentes grupos de edad, incluyendo población pediátrica, adolescente y adulta.
Terapias biológicas
Los fármacos biológicos son anticuerpos monoclonales, diseñados para bloquear algunas moléculas clave en la inflamación de forma selectiva, como las interleucinas 4, 13 o 31. Estos tratamientos se administran por vía subcutánea, generalmente cada dos o cuatro semanas.
Además, algunos cuentan con indicaciones aprobadas en otras enfermedades inflamatorias, como el prurigo crónico nodular, el asma, la rinosinusitis crónica con poliposis nasal, entre otros. Esto puede ser relevante en pacientes que presenten distintas enfermedades crónicas a la vez.
Inhibidores de JAK
Los inhibidores de las Janus quinasas (JAK) son pequeñas moléculas que actúan sobre vías de señalización intracelular implicadas en múltiples procesos inflamatorios. Se administran por vía oral diaria. Y también están aprobados para el tratamiento de otras enfermedades inflamatorias como la colitis ulcerosa, la enfermedad de Crohn, la artritis reumatoide o la alopecia areata.
Acceso a tratamientos innovadores en España
En España, el acceso a estos tratamientos innovadores está regulado por los criterios establecidos por el Sistema Nacional de Salud. Actualmente, para que un paciente pueda recibir financiación a través de la sanidad pública, debe cumplir los siguientes criterios:
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Presentar una dermatitis atópica grave.
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Haber tenido una respuesta insuficiente o intolerancia a un inmunosupresor sistémico previo (ciclosporina).
En la actualidad, los tratamientos biológicos aprobados son dupilumab, tralokinumab y lebrikizumab, mientras que nemolizumab se encuentra en fase avanzada de evaluación para su aprobación. En cuanto a los inhibidores de JAK, se dispone de upadacitinib, abrocitinib y baricitinib.
Importancia del tratamiento personalizado
La elección del tratamiento más adecuado para cada paciente se realiza, siempre que sea posible, mediante una toma de decisiones compartida entre el equipo médico y el propio paciente. Este proceso tiene en cuenta diversos factores clínicos y personales, como la edad, la presencia de comorbilidades, experiencias previas con otros tratamientos y la preferencia por una vía de administración determinada.
La llegada de nuevas opciones terapéuticas no solo ha ampliado las posibilidades de tratamiento, sino que también ha permitido plantear objetivos de control más ambiciosos y sostenibles en el tiempo, mejorando así el pronóstico y la calidad de vida de las personas con dermatitis atópica.
INFORMACIÓN DOCUMENTADA POR:
Dra. Constanza Riquelme Mc Loughlin y Dra. Victoria Amat Samaranch, Servicio de Dermatología, Hospital Clínic de Barcelona.