¿Qué es la enfermedad renal crónica?
La ERC se define como un daño progresivo y persistente en los riñones o una disminución de su función durante al menos tres meses. Los riñones son órganos clave que filtran la sangre, eliminan toxinas, regulan la presión arterial y producen hormonas.
Los principales indicadores de la enfermedad son:
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Tasa de filtración glomerular (TFG) menor a 60 ml/min/1.73 m².
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Presencia de proteínas en la orina (proteinuria), especialmente albúmina.
Cuando los riñones fallan, se acumulan desechos en el cuerpo, lo que puede causar anemia, trastornos óseos, enfermedades cardiovasculares y, en fases avanzadas, requerir diálisis o trasplante.
Una enfermedad que suele pasar desapercibida
En sus primeras etapas, la ERC no suele presentar síntomas. Muchas personas son diagnosticadas cuando el daño ya es considerable. Por eso, la detección temprana es fundamental: permite intervenir a tiempo, frenar el avance de la enfermedad y mejorar la calidad de vida.
Factores de riesgo
Cualquiera puede desarrollar ERC, pero existen factores que aumentan el riesgo:
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Diabetes y hipertensión arterial, responsables de más del 70% de los casos.
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Antecedentes familiares de enfermedad renal.
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Obesidad, que aumenta el estrés sobre los riñones.
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Edad avanzada, ya que la función renal disminuye con los años.
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Tabaquismo, que deteriora la salud vascular y renal.
Quienes presentan alguno de estos factores deben realizarse controles médicos regulares.
Diagnóstico: simple y accesible
Detectar la ERC no es complicado, pero requiere una actitud preventiva:
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Análisis de sangre, para estimar la TFG.
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Análisis de orina, para detectar proteínas.
El diagnóstico se confirma si los resultados se mantienen alterados durante al menos tres meses.
¿Se puede prevenir o tratar?
Sí. Aunque no siempre es reversible, la ERC puede prevenirse o controlarse mediante:
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Alimentación saludable, baja en sal y azúcares.
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Peso corporal adecuado.
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Actividad física regular.
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Evitar el tabaco y el exceso de alcohol.
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Controlar la presión arterial y la glucosa.
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Uso responsable de medicamentos, especialmente analgésicos.
El tratamiento en pacientes diagnosticados incluye fármacos específicos, control de enfermedades asociadas y seguimiento médico constante.
Impacto en la salud pública
La ERC no solo afecta a quienes la padecen, sino que también representa una carga importante para los sistemas de salud. Los tratamientos como la diálisis o el trasplante son costosos y prolongados. Por eso, invertir en prevención y diagnóstico temprano es esencial, tanto para la salud individual como para la sostenibilidad del sistema sanitario.
Un llamado a la acción
Se estima que uno de cada diez adultos tiene ERC, y la mayoría lo desconoce. Esto exige una respuesta urgente por parte de autoridades, profesionales de la salud y la población. Promover estilos de vida saludables, mejorar el acceso a pruebas diagnósticas y aumentar la educación sobre la enfermedad son pasos clave para enfrentar este problema.
Cuidar de nuestros riñones es cuidar de nuestra salud. Detectar a tiempo puede evitar complicaciones graves.
INFORMACIÓN DOCUMENTADA POR:
Dra. Lida Rodas, nefróloga y Sergi Aragó, enfermero. Servicio de Nefrología, Clínic Barcelona.