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Evolución de la Diabetes
La diabetes es una enfermedad crónica que no tiene cura, excepto la diabetes gestacional que tiende a desaparecer cuando nace el bebé. Su tratamiento ha mejorado mucho en los últimos años y se sigue investigando para buscar estrategias de prevención y nuevos tratamientos.
La hipoglucemia es una bajada de glucosa en sangre por debajo de 70 mg/dl. Todas las personas tratadas con insulina y/o algunos fármacos orales hipoglucemiantes, pueden padecer una hipoglucemia.
Los síntomas más comunes son:
Temblor, sudor, palidez, palpitaciones, sensación de hambre, mareo (llamados síntomas adrenérgicos).
Alteración del habla, visión borrosa, falta de coordinación (denominados neuroglucopénicos).
Algunas personas no notan nada cuando tienen valores de azúcar inferiores a 70. Es lo que se denomina hipoglucemia desapercibida. Para seguridad del paciente, cuando las hipoglucemias pasan desapercibidas, hay que extremar más que nunca las medidas preventivas.
La hipoglucemia aparece por:
No comer o atrasar el horario de la comida.
Practicar más ejercicio del habitual.
Ponerse más insulina en relación al aporte de hidratos de carbono.
La ingesta importante de alcohol puede favorecer una hipoglucemia.
En caso de hipoglucemia, se ha de tomar UNA de las siguientes opciones:
1 vaso de zumo (200 ml) o
1 vaso de leche y un sobre de azúcar o
2 sobres de azúcar o
1 vaso o media lata de un refresco que no sea light
Hipoglucemia grave
Es una bajada de azúcar que produce una disminución total o parcial de la conciencia. La persona con una hipoglucemia grave necesita ayuda de una tercera persona.
Consejos para familiares y/amigos
- Si la persona no ha perdido la conciencia, intentar dar un vaso de zumo o bebida azucarada (1 vaso). Es importante que la persona no esté tumbada, se debe dar el líquido con la persona sentada o incorporada.
- Si la persona está inconsciente o tiene un discurso poco coherente, no debe ingerir nada. En este caso se debe inyectar glucagón (GlucaGen Hypokit 1mg). Una vez preparado, pinchar en cualquier zona donde se inyecta la insulina para que el azúcar en sangre suba y recupere la conciencia. También se puede administrar glucagón nasal (dosis única de 3mg)
- Una vez recupere la conciencia, dar zumo o algo similar y ponerse en contacto con el equipo de salud.
- En caso de no tener glucagón llamar a emergencias (112).
La hiperglucemia es un aumento excesivo de la cantidad de azúcar en sangre. Todas las personas con diabetes, tanto si su tratamiento es con insulina, con pastillas o alimentación y ejercicio, pueden tener episodios de hiperglucemia.
Algunas personas no sienten nada, otras notan más sed, muchas ganas de orinar y, en algunas ocasiones, pese a tener más hambre y comer más, pierden peso. La mejor manera de saber si el nivel de azúcar es alto, es medir la glucemia capilar.
La hiperglucemia aparece por:
Tomar alimentos con un alto contenido de azúcar: bebidas refrescantes, bollería, pasteles, helados, chocolate.
Tomar más cantidad de la habitual de fruta, harinas y leche.
No realizar actividad física habitual.
Olvidar la administración de insulina.
Un proceso infeccioso puede provocar un rápido descontrol metabólico. Durante una infección suele producirse un aumento de las hormonas y el nivel de azúcar y, por tanto, debe tenerse en cuenta:
Aunque la ingesta de hidratos de carbono sea menor, es probable que se necesite insulina rápida para corregir valores altos.
Hidratarse correctamente, sobre todo, en casos de gastroenteritis para evitar deshidratación.
Aumentar la frecuencia de glicemia capilar y de cetona en la orina o en sangre, si es preciso.
Tratar la infección que desencadena la hiperglucemia.
En caso de duda o valores de cetona elevados y si aparecen náuseas y vómitos se ha de contactar con el equipo de salud rápidamente o ir al hospital más cercano.
En caso de hiperglucemia
Beber más agua de la habitual, aunque no se tenga sed, para no deshidratarse.
Aumentar la frecuencia de los controles de la glucemia capilar y mirar la cetona a la orina.
No dejar nunca de ponerse la insulina a las horas convenidas. Puede ser necesario aumentar las dosis si la hiperglucemia se mantiene durante más de dos días.
Si no se tiene hambre, se puede dejar de comer ensalada y/o verdura, así como carne, pescado..., pero se tiene que asegurar siempre la cantidad indicada de harinas, fruta y leche, y adaptar la preparación, como pueden ser las harinas en forma de sopa, sémola o la fruta en forma de zumo.
Consultar con el médico si...
- Te encuentras mal.
- Las cifras de glucemia capilar superan el valor máximo recomendado por su equipo de salud.
- La glucemia capilar es superior a 250-300 mg/dl y la prueba de cetona en orina es positiva.
Se trata de una descompensación aguda asociada habitualmente a la diabetes tipo 1 y menos frecuente en diabetes tipo 2. Se caracteriza por un aumento de los niveles de cetona en sangre, causado por un déficit de insulina o un aumento de las necesidades de insulina -debido, por ejemplo, a una infección- lo que provoca que el organismo no pueda utilizar como fuente de energía la glucosa y utilice las grasas. Este fenómeno provoca un exceso en sangre de cuerpos cetónicos (producto de desecho de la utilización de grasas como fuente de energía). La presencia de cuerpos cetónicos en sangre puede provocar que el pH de la sangre baje, lo que puede desencadenar una situación de riesgo y que requiera ingreso hospitalario.
¿Qué puedo notar? La presencia de cetona de manera abundante y mantenida a lo largo del día, puede producir la sensación de malestar gástrico, náuseas, vómitos e, incluso, dificultad respiratoria. Se puede notar el aliento con gusto de manzana.
¿Qué tengo que hacer? Contactar con su equipo de salud rápidamente.
Es una descompensación aguda que se produce en pacientes con diabetes tipo 2. Se caracteriza por una hiperglucemia extremadamente alta sin presencia de cetona.
La presencia de síndrome hiperosmolar puede comportar síntomas como sed abundante, ganas de orinar, debilidad, náuseas, pérdida de peso, sequedad de boca y lengua, convulsiones, confusión y coma.
¿Qué tengo que hacer? Contactar con el equipo de salud rápidamente. Si no se actúa, existe riesgo de padecer un coma diabético.
La mayoría de las complicaciones crónicas tienen su origen en un problema vascular. Los problemas vasculares se producen cuando las grandes arterias quedan cerradas (obstruidas) o cuando las más finas pueden dañarse, como es el caso de las arterias de la retina del ojo y las arterias del riñón.
La diabetes a largo plazo puede afectar a los ojos (retinopatía diabética), a los riñones (enfermedad renal crónica), al corazón (cardiopatía) o al pie (pie diabético).
Las complicaciones crónicas han disminuido en los últimos años debido a la mejora de los tratamientos que brindan la posibilidad de tratar un mejor control de la hiperglucemia y otros factores de riesgo.
Mantener un buen control de la diabetes.
Evitar o reducir los factores de riesgo cardiovascular. Es el riesgo que tiene una persona de desarrollar una enfermedad de corazón (angina de pecho o infarto) o en el cerebro (ictus) durante un periodo de tiempo, en general de 5 a 10 años. Los factores de riesgo cardiovascular son el colesterol, la tensión arterial elevada, el sobrepeso y la obesidad, el tabaquismo, la diabetes y el estrés.
Una vez adaptado al tratamiento y dependiendo de cada caso y situación, las revisiones con el equipo de salud suelen ser cada 3 o 6 meses. Existen estudios que demuestran de forma concluyente, que un buen control metabólico evita o retrasa la aparición de las complicaciones futuras de la diabetes, y por tanto, mejora la calidad de vida.
Con el paso de los años, las personas con diabetes pueden tener una pérdida de sensibilidad nerviosa (neuropatia), sobre todo en las extremidades inferiores, y notar hormigueo, calambres, ausencia de sensación al frío, al calor o al dolor. También pueden aparecer problemas vasculares (vasos obstruidos) que hacen que los pies tengan más riesgo de sufrir heridas e infecciones difíciles de curar.
Tienen más riesgo de tener estos problemas:
- personas de edad avanzada;
- larga evolución de la diabetes;
- mal control de la diabetes;
- fumadores;
- colesterol alto;
- tensión arterial alta;
- dificultades de flexibilidad y
- problemas de visión.
Prevención y cuidado del pie
No todas las personas con diabetes tienen el mismo riesgo de padecer pie diabético. Pregunte a su equipo de salud si es una persona con bajo o alto riesgo de padecer pie diabético y así poder adecuar las recomendaciones a su situación.
Recomendaciones para personas con bajo riesgo:
El cuidado de los pies respecto a la higiene: enjuagado, hidratación, cortado de uñas recto, uso de medias y calcetines transpirables y que no estrechen, y uso de calzado adecuado son recomendaciones para todas las personas tengan o no diabetes.
Recomendaciones para personas con alto riesgo:
- Controlar la temperatura del agua (agua tibia o controlada con termómetro a 36 o 37 °C)
- Extremar la higiene, secado e hidratación diarias.
- Evitar fuentes de calor (no poner los pies ante el fuego, de bolsas de agua caliente...)
- Utilizar calzado adaptado a la forma del pie, de piel blanda, que pueda acoplarse a cualquier deformidad. Tiene que estar forrado y evitar costuras o adornos que puedan lesionar el pie.
- Revisar el pie diariamente para detectar cualquier pequeña herida, con la ayuda de un espejo, si hay dificultades de flexibilidad.
- No utilizar limas para las durezas. Derivar el corte de las uñas al podólogo, de manera especial a las personas con dificultades de flexibilidad y/o de visión.
- Consultar siempre al médico ante cualquier pequeña herida, aunque no haga daño.
- Observar si existe pérdida de sensibilidad (neuropatia).
Información documentada por:
Publicado: 20 de febrero del 2018
Actualizado: 24 de noviembre del 2021
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