Vivir con Varices

Tiempo de lectura: 4 min

Las varices no siempre se pueden evitar, pero se pueden seguir algunos consejos para que la enfermedad no avance:

Piernas en la ducha con jabón

Mantener la piel limpia y muy hidratada.

Termómetro con flecha hacia arriba tachado para evitar el calor

Evitar fuentes de calor. Exposición directa al sol, estufas, baños de agua caliente, aguas termales, saunas, depilaciones con cera calientes.

Piernas en la ducha con agua fría para mejorar la circulación sanguínea

Realizar duchas frías y masajear con el chorro del agua desde los pies hasta los muslos.

Persona tumbada con las piernas en alto

Reposar con las piernas elevadas (idealmente sobre el nivel del corazón) durante varias veces al día y durante la noche.

Tratamiento higiene postural

Evitar estar muchas horas de pie.

Pantalón desabrochado

No utilizar ropa muy apretada que dificulte la circulación venosa.

Jarra de cerveza y cannabis

Alcohol y tabaco. No tienen relación directa con la evolución de la enfermedad varicosa, aunque sí pueden influir de manera negativa e indirecta por su asociación con el sobrepeso y el sedentarismo.

Pirámide alimentaria

Alimentación. Es importante una alimentación correcta y equilibrada alta en proteínas, verduras, frutas y legumbres y baja en carnes grasas, embutidos y bollería. 

Báscula que indica un peso correcto

Peso. Debe controlar el peso y evitar la obesidad y el sobrepeso, porqué dificulta la circulación venosa.

Ejercicio físico como tratamiento de la Artritis Reumatoide

Ejercicio. Una de las medidas más importantes para las varices es practicar deporte con regularidad, sobre todo caminar. La movilización de los músculos de las piernas ayuda a impulsar la sangre hacia el corazón y evitar que se acumule y pueda dilatar las venas. Al mismo tiempo, mejora las posibles molestias que se tengan. También son aconsejables el ciclismo y la natación.

Viajar en avión

Viajes. Tener en cuenta el síndrome de la clase turista, que afecta principalmente a las personas con antecedentes de varices importantes, trombosis venosas o trastornos de la coagulación de la sangre.

Recomendaciones tras la cirugía

Estado de la piel

  • Observar la zona de la herida quirúrgica (con o sin apósito) y compruebe que esté limpia y seca.
  • Curar la herida quirúrgica siguiendo las recomendaciones de su médico y de su enfermera.
  • Lavarse las manos con agua y jabón antes de realizar la cura.
  • Observar si aparecen signos de infección en la herida (dolor, calor, enrojecimiento, etc…).
  • Vigilar los hematomas (si hay).. Su aparición tras una intervención de varices, sobretodo en la cara interna de la pierna, es normal, pero se deben vigilar.
  • El entumecimiento o la falta de sensibilidad cerca de las heridas quirúrgicas durante las primeras semanas de la intervención es normal.
  • En caso de llevar puntos, se le indicará cuándo y dónde deben ser retirados.

Alimentación

  • Aumentar el consumo de fibra y la ingestión de líquidos para evitar el estreñimiento.
  • Iniciar la ingesta de alimentos al llegar al domicilio, de acuerdo con las indicaciones dadas al alta.

Reiniciar el hábito alimenticio posteriormente, siguiendo las recomendaciones de hábitos saludables.

Aseo

  • Realizar la higiene personal con normalidad, secando bien la herida.

Medidas generales

  • Realizar movimientos corporales que le ayuden a reducir los esfuerzos.
  • Mantener la pierna elevada y apoyada en una superficie blanda pero firme, como un cojín o una almohada.
  • Volver a las actividades normales lo antes posible.
  • Tomar el tratamiento médico prescrito (analgésicos, antiinflamatorios, etc…) según la prescripción de su médico.
  • Caminar cada día según indicaciones médicas.

Evitar

  • Toda actividad que aumente el dolor.
  • Movimientos bruscos y violentos.
  • Permanecer mucho tiempo sentado o de pie.
  • Cruzar las piernas al sentarse.
  • Evitar correr y saltar, ya que esto puede aumentar la presión venosa en las piernas debido al impacto repetitivo contra el suelo.

Debe acudir al centro de atención primaria o a un servicio de urgencias cuando aparezca:

  • Fiebre persistente superior a 38ºC, con escalofríos o que no desaparece después de tomar paracetamol.
  • Dolor intenso que no remite con el tratamiento médico pautado.
  • Sangrado intenso o persistente que no cede con compresión durante 10 minutos. En caso de sangrado activo, presionar la herida, elevar el miembro intervenido y acudir a urgencias.
  • Gran hinchazón o una importante tumefacción (bulto) en la zona de las heridas quirúrgicas o bien en la cara interna del muslo.
  • Pérdida de sensibilidad del miembro intervenido.
  • Cambios en la herida: inflamación, enrojecimiento, calor, salida de contenido purulento (amarillo o verdoso), etc…

Información documentada por:

Esther Armans Moreno
Xavier Yugueros

Publicado: 19 de junio del 2018
Actualizado: 20 de mayo del 2025

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