Una vez diagnosticado el cáncer de colon y recto, un comité multidisciplinar evalúa cada caso de manera individual, para ofrecer el tratamiento con mayor posibilidad de curación o control de la enfermedad.

El comité está formado por:

  • Radiólogos (expertos en imágenes médicas).
  • Médicos nucleares (para estudios especializados como el PET-TAC).
  • Patólogos (expertos que estudian las características del tumor).
  • Oncólogos médicos (especializados en quimioterapia y terapias dirigidas).
  • Oncólogos radioterápicos (expertos en radioterapia).
  • Cirujanos (especializados en colon, recto, hígado y peritoneo).
  • Enfermería de práctica avanzada, especializada en el cáncer colorectal.

Una vez consensuado, tras analizar los resultados de las pruebas complementarias, el comité define un plan de tratamiento que el médico responsable se encarga de comunicar al paciente y de explicarle el tratamiento. 

El profesional explicará este plan al paciente, incluyendo:

  • Las opciones de tratamiento disponibles.
  • Los beneficios y los posibles efectos secundarios.
  • Las pruebas adicionales necesarias.

El tratamiento se establece en función de:

  • Tipos de tumor. Para completar el diagnóstico tumoral se realizan determinaciones moleculares para orientar el pronóstico y el tratamiento del paciente. Se determina:
    • Estado de las proteínas reparadoras del ADN:
      • Tumores estables (MSS): expresión de todas las proteínas.
      • Tumores inestables (MSI): pérdida de alguna o varias proteínas reparadoras del ADN.
    • Estado del gen RAS (KRAS, NRAS)
    • Estado del gen BRAF.
  • Fase o estadio en el que se encuentra la enfermedad (TNM).
    • Estadios localizados (I y II): el cáncer está limitado al colon o recto.
    • Estadios localmente avanzados (III): el cáncer está limitado pero tiene más extensión local, por ejemplo con afectación ganglionar.
    • Estadios metastásicos: el cáncer se ha extendido a otras partes del cuerpo.

Tipo de tratamiento

Para afrontar el cáncer, existen diversos tipos de terapias que se pueden realizar de manera individual o combinadas:

Tratamiento local:

  • Tratamiento mínimamente invasivo (endoscópico, quirúrgico o técnicas ablativas locales).

Tratamiento sistémico:

  • Terapias dirigidas: Anti-VEGF (Bevacizumab) y Anti-EGFR (Panitumumab, Cetuximab).
  • Nuevas terapias como la inmunoterapia con inhibidores de BRAF.
Tijeras y bisturí

La cirugía es el tratamiento más efectivo en muchos casos de cáncer colorrectal.El tratamiento más común para el cáncer colorrectal es la extirpación del tumor y del tejido graso circundante, donde se encuentran los ganglios linfáticos. 

Una vez resecado, la muestra quirúrgica se envía a analizar y los resultados permitirán valorar si son necesarios tratamientos adicionales (quimioterapia o radioterapia) después de la operación.

Actualmente, la gran mayoría de estas intervenciones se realizan mediante técnicas de cirugía mínimamente invasiva.

Dentro de las técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas está la cirugía robótica, introducida en el Hospital Clínic en el año 2014. Para realizar esta cirugía, el cirujano se encuentra alejado del paciente y opera sentado en la consola y controlando los 4 brazos robóticos. Un cirujano asistente se encuentra al lado del paciente y es quien intercambia los instrumentos robóticos. Con la cirugía robótica, el cirujano tiene una visión inmersiva, en tres dimensiones y con una ampliación de 20 veces la visión del ojo humano. Esto permite una disección muy cuidadosa y minimiza las pérdidas de sangre y las lesiones de estructuras vecinas que hay que preservar.

  • Complicaciones de la cirugía del Cáncer de Colon y Recto

La cirugía colorectal puede presentar complicaciones postoperatorias como hemorragia, apertura de la sutura que une los dos extremos del colon (dehiscencia anastomótica), infección de la herida quirúrgica, etc. Algunas de estas complicaciones se pueden solucionar con tratamiento conservador como antibióticos o cuidados tópicos de las heridas. 

En determinados casos, cuando las complicaciones son más graves, se requiere una nueva intervención quirúrgica y la realización de un estoma. Un estoma es una abertura quirúrgica que se hace en la piel para permitir exteriorizar el intestino delgado o el colon y que los productos de desecho salgan y puedan ser recogidos en una bolsa. Se llama colostomía cuando se exterioriza el colon (intestino grueso) e ileostomía cuando se exterioriza el íleon (la parte más cerca del colon del intestino delgado). Estos estomas pueden ser temporales o definitivos. Los estomas temporales requerirán de una nueva intervención quirurgica para poder reconstruir el tránsito intestinal.

Los efectos a medio-largo plazo de la cirugía incluyen dolor y sensibilidad en la zona de la operación. También puede provocar cambios en el hábito deposicional que suelen desaparecer con el paso del tiempo.

Como consecuencia de la resección del recto, algunos pacientes experimentan problemas de disfunción urinaria (incontinencia urinaria o retención de orina), disfunción sexual y disfunción ano-rectal (incontinencia fecal, múltiples deposiciones diarias, urgencia, etc.). En la mayoría de los pacientes estos problemas mejoran con el paso de los meses hasta resolverse aproximadamente al año de la cirugía. Hay otras que requieren terapias específicas para solucionar estos problemas funcionales, que se deben a la manipulación de pequeñas raíces nerviosas presentes en la pelvis y que inervan todos estos órganos implicados.

Símbolo de radioterapia

Radioterapia. La terapia con radiación o radioterapia utiliza rayos X de alta energía para destruir las células cancerosas. Tiene diferentes usos en el cáncer colorrectal y puede administrarse sola o en combinación con la quimioterapia para reducir el tamaño del tumor antes de la cirugía (en el cáncer de recto), o para tratar el cáncer colorrectal que se ha diseminado fuera del colon o del recto, como en los huesos o el cerebro, para aliviar los síntomas en casos avanzados (radioterapia paliativa).

Bolsa para aplicar quimioterapia intravenosa

Quimioterapia. La quimioterapia es el tratamiento aplicado con más usado para el cáncer colorrectal. La quimioterapia se administra generalmente de forma intravenosa, aunque, en algunos casos, se puede administrar por vía oral.

La quimioterapia inhibe el crecimiento de las células en división, tanto de las células tumorales como de las sanas, de ahí que puedan aparecer síntomas asociados al tratamiento, los denominados efectos adversos o efectos secundarios.

La quimioterapia puede administrarse en combinación de dos fármacos (poliquimioterapia) o de un fármaco (monoterapia). Entre los fármacos más utilizados se encuentran las fluoropirimidinas (5- fluororacilo, capecitabina), el irinotecán, el oxaliplatino y el TAS-102 (trifluridina/tipiracil).

El número de ciclos depende de cada paciente y estadio tumoral, aunque por lo general se administran 6 - 12 ciclos de tratamiento durante 3-6 meses de tratamiento. A lo largo del tratamiento se realizan diferentes pruebas (analíticas, pruebas de imagen,…) para evaluar si este es efectivo.   

Existen diferentes efectos secundarios al tratamiento que dependen del tipo específico de la quimioterapia administrada. 

Entre los síntomas que pueden aparecer se encuentra: cansancio (astenia), cambio en el gusto de los alimentos, náuseas, vómitos, caída del pelo, inflamación de la mucosa de la boca, fiebre, estreñimiento/diarrea, dolor muscular, neurotoxicidad (dolor, hormigueo o perdida de sensibilidad en dedos manos/pies), enrojecimiento, dolor y heridas en manos /pies, erupción acneiforme y lesiones en las uñas.

La quimioterapia usada en cáncer colorrectal no suele producir alopecia (caída del cabello) ni vómitos.

La quimioterapia con capecitabina puede producir edema y enrojecimiento en las plantas de los pies y en las palmas de las manos. También puede producir diarreas y, de forma infrecuente, llagas en la boca (mucositis). Es importante si se producen estos efectos secundarios, comentarlo con el médico habitual y, ante la duda, dejar de tomar el fármaco.

La combinación de oxaliplatino con fluoruracilo en infusión continua (FOLFOX) puede producir también mucositis, diarreas y fiebre por bajada de defensas. El tratamiento suele producir también un cansancio moderado, especialmente los primeros días tras el tratamiento. El oxaliplatino puede producir también neurotoxicidad (sensación de adormecimiento de manos y pies), especialmente a partir de los 8-12 ciclos de tratamiento. Este efecto secundario puede perdurar aunque se deje de administrar el tratamiento.

La otra combinación de quimioterapia (FOLFIRI) puede producir diarreas, dolor abdominal y un mayor grado de alopecia que el FOLFOX, aunque no produce neurotoxicidad.

El TAS-102 se tolera bastante bien y solo cabe destacar anemia, la bajada de las defensas y de las plaquetas.

Para el cáncer colorectal con metástasis (estadio IV): 

  • Los tratamientos dirigidos contra el receptor de EGFR (cetuximab y panitumumab) son endovenosos; se utilizan en combinación con quimioterapia o en monoterapia y solo son activos en pacientes sin mutaciones del gen RAS (KRAS y NRAS), también denominado RAS nativo o RAS wild type.
  • El tratamiento con anti-angiogénicos (bevacizumab o aflibercept) está indicado en pacientes con metástasis en combinación con quimioterapia y también es endovenoso.
  • Inhibidores de BRAF, en paciente con mutaciones en el gen BRAF V600E, administrado VO en conjunto con terapia anti-EGFR. No uso asistencial, no aprobado por CatSalut.

Complicaciones de la Terapia Dirigida

  • cetuximab y panitumumab: toxicidad, principalmente cutánea, en forma de erupciones acneíformes (pequeñas protuberancias) y/o lesiones descamativas.
  • bevacizumab o aflibercept: trombosis, hipertensión, proteinuria y hemorragias espontáneas.
  • TAS-102: astenia, anemia, disminución de defensas (neutropenia) o descenso de plaquetas.
  • Inmunoterapia: puede provocar efectos secundarios relacionados con el sistema inmunitario, diferentes de los de la quimioterapia. Los efectos secundarios suelen ser leves y reversibles si se detectan y tratan a tiempo, pero pueden aparecer semanas, meses o incluso un año después de haber finalizado el tratamiento.

Principales efectos secundarios según los órganos afectados:

  • Piel. Rash (enrojecimiento, erupción, inflamación), picor (prurito) y pérdida de pigmentación (vitíligo).
  • Sistema gastrointestinal. Diarrea, colitis (inflamación del colon), a veces con sangre o dolor abdominal severo.
  • Órganos endocrinos:
    • Alteraciones tiroideas (hipertiroidemismo o hipotiroideísmo).
    • Inflamación de la glándula pituitaria (hipofisitis).
    • Síntomas: fatiga, pérdida de peso, náuseas/vómitos, sed excesiva.
  • Pulmones. Neumonitis (inflamación pulmonar), que puede causar dificultad respiratoria o tos.
  • Hígado. Hepatitis autoinmune (inflamación del hígado).
  • Síntomas generales. Fatiga, fiebre inexplicada, debilidad muscular, dolor articular, dolor de cabeza o confusión.

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Información documentada por:

Antonio Maria Lacy Fortuny
Estela Pineda Losada
Francesc Balaguer Prunes
Mª Rosa Costa Quintàs

Publicado: 20 de febrero del 2018
Actualizado: 9 de octubre del 2025

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