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Tratamiento de la Hepatitis Autoinmune
Tiempo de lectura: 2 min
El tratamiento estándar es la combinación de:
Corticoides (prednisona o budesonida) para controlar la inflamación hepática.
Efectos secundarios de los corticoides
Los principales efectos secundarios de la prednisona incluyen aumento de peso, acné, pérdida de masa ósea, niveles elevados de glucosa en sangre (lo que puede llevar a diabetes), un mayor riesgo de infecciones, cataratas, hipertensión arterial y alteraciones del estado de ánimo y del sueño, entre otros. Las personas que requieren prednisona a largo plazo son monitorizadas para detectar estos efectos secundarios. Para minimizar los riesgos de efectos adversos, se utiliza la dosis más baja posible de prednisona.
En cambio, la budesonida es un corticoide que tiene efectos más específicos en el hígado y está asociado con menos efectos secundarios. Es una alternativa a la prednisona en situaciones seleccionadas. Solo debe usarse en personas que no tienen evidencia de cirrosis.
Inmunosupresores (azatioprina o micofenolato mofetilo), que permiten reducir la dosis de corticoides y minimizar efectos secundarios.
Efectos secundarios de los inmunosupresores
La azatioprina o el micofenolato también pueden causar efectos secundarios, tales como un recuento bajo de glóbulos blancos. Sin embargo, estos efectos son monitorizados por el profesional sanitario y su frecuencia es baja. Además, puede haber un pequeño aumento del riesgo de ciertos tipos de cáncer (como linfoma y cáncer de piel), aunque el riesgo generalmente es muy bajo.
En aproximadamente el 30-40% de los pacientes, el tratamiento estándar puede no ser suficiente. En estos casos se usan medicamentos como tacrolimus o rituximab.
El objetivo del tratamiento es normalizar la bioquímica hepática y prevenir la progresión de la enfermedad. Según las guías actuales, el tratamiento debe mantenerse al menos durante 2 años después de lograr la normalización de los análisis de sangre. Posteriormente, la dosis y duración del tratamiento se deciden según las características de cada paciente.
En casos graves, como hepatitis fulminante o cirrosis descompensada, puede ser necesario un trasplante hepático.
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Información documentada por:
María Carlota Londoño Hurtado
Hepatóloga
Servicio de Hepatología
Pinelopi Arvaniti
Hepatóloga
Servicio de Hepatología
Publicado: 27 de octubre del 2025
Actualizado: 30 de octubre del 2025
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