14 de junio del 2022
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Causas y síntomas del Lupus
Causas del Lupus
En el desarrollo del lupus influyen diversos factores. Las investigaciones sugieren que la genética juega un papel importante, pero no es absolutamente determinante.
Existen varios genes que hacen que la persona tenga una predisposición a tener la enfermedad, pero no necesariamente tiene que desarrollarla. Existen otros factores que influyen y contribuyen a la aparición de esta enfermedad, como factores hormonales o ambientales. Por ejemplo, los estrógenos, las infecciones, el estrés emocional y físico, el embarazo, varios fármacos y la luz ultravioleta de la radiación solar pueden desencadenar la actividad de la enfermedad y el inicio de la sintomatología.
Síntomas del Lupus
Los síntomas del lupus varían en función de la persona y de la forma en que se presenten. Puede afectar prácticamente a cualquier órgano, por eso se dice que es sistémico, y los síntomas pueden aparecer y desaparecer. Cuando aparecen se llaman brotes. Estos brotes, diferentes en cada paciente, se pueden presentar de forma grave o leve en intensidad y duración, y se combinan con periodos de remisión, durante los cuales el paciente está asintomático.
Los síntomas de la enfermedad derivan tanto de su base inflamatoria como de las complicaciones causadas por la afectación específica de los diferentes órganos y aparatos. Durante un brote de la enfermedad activa, las molestias más frecuentes son síntomas similares a la gripe (fiebre, fatiga, pérdida de peso, dolores de cabeza y dolores musculares y articulares).
Manifestaciones musculares y esqueléticas. El 95% de los pacientes refiere dolor articular sin signos inflamatorios, por lo que se trata del síntoma más frecuente de esta enfermedad. La afección articular suele ser simétrica y afecta, con mayor frecuencia, a las pequeñas articulaciones. Estos síntomas duran entre 12 y 48 horas, aunque, a veces, se prolongan hasta 7 o 10 días, y se resuelven sin dejar secuelas.
La enfermedad articular del lupus difiere de la artritis reumatoide en un aspecto muy importante: en el lupus es muy raro que las articulaciones se dañen. También es relativamente frecuente la aparición de debilidad muscular, dolor muscular e inflamación muscular.
Manifestaciones cutáneas. Cuando el lupus afecta a la piel, se le conoce como lupus eritematoso cutáneo (LEC). En algunas ocasiones, el LEC es la expresión inicial de la enfermedad sistémica. Las lesiones pueden ser localizadas (solo en una zona de piel) o generalizadas (por casi todo el cuerpo).
Fiebre. Es una de las manifestaciones más frecuentes. No existe un patrón característico y puede ser vespertina y moderada, remitente y, a veces, elevada y cursar con escalofríos.
Anorexia o pérdida del apetito.
Pérdida de peso.
Cansancio (astenia).
Tipos de Lupus Eritematoso Cutáneo (LEC)
Lupus Eritematoso Cutáneo Agudo (LECA). Se caracteriza por una erupción con enrojecimiento (eritema) e hinchazón (edema) en la zona de las mejillas que se denomina “erupción en alas de mariposa”. Estas pacientes tienen además una sensibilidad excesiva al sol (fotosensibilidad) y, casi el 100%, se asocia a lupus eritematoso sistémico (LES).
Lupus Eritematoso Cutáneo Subagudo (LECS). Es una erupción de lesiones rojizas (eritematosas) y con escamas (descamativas) con forma de anillo (anulares), aunque, a veces, pueden ser lesiones muy parecidas a las de otras enfermedades de la piel como la psoriasis o los eccemas. Suelen aparecer en el pecho, los brazos y la parte alta de la espalda. Cuando las lesiones se curan no dejan cicatrices ni señales. Estas lesiones también, muy a menudo, son provocadas por el sol y, en algunos casos, por algunos medicamentos. En estos pacientes, hasta el 50% puede llegar a desarrollar un lupus eritematoso sistémico (LES).
Lupus Eritematoso Cutáneo Crónico (LECC). Es la forma más frecuente de lupus eritematoso sistémico (LEC). Cuatro de cada 5 pacientes con LEC tienen un LECC. La mayoría de los pacientes no tienen nunca una enfermedad sistémica, y se considera que solo un 10-20% de estos pacientes desarrollará un lupus eritematoso sistémico (LES). Existen diferentes formas clínicas de LECC:
- Discoide. Es la forma más habitual. Las lesiones son placas rojas (eritematosas) y con escamas (descamativas) que recuerdan a las de una psoriasis. Es muy típico que con el tiempo las lesiones provoquen cicatrices, pérdida de cabello (alopecia) y deteriore la piel de la zona. Las cicatrices y las zonas de alopecia suelen ser para toda la vida. Son lesiones que en la mayoría de los pacientes aparecen en la cara, orejas, nariz y cuero cabelludo. En raras ocasiones, pueden aparecer lesiones en el tronco, los brazos y las manos.
- Hipertrófico. Es una forma especial de variante de LEC Discoide. Las lesiones se vuelven muy gruesas, con mucha descamación en su superficie y parecen verrugas o tumores de piel.
- De Mucosas. Las lesiones de LEC pueden aparecer en la boca en forma de placas rojizas (eritematosas) que se ulceran.
- Paniculitis lúpica. Es una forma en la que se inflama el tejido celular subcutáneo (graso o hipodermis). Las lesiones son abultamientos (nódulos) dolorosos que pueden llegar a ulcerarse. Cuando se curan, dejan cicatrices hundidas (deprimidas) por atrofia del tejido graso. Las zonas que más se afectan son los brazos y los muslos, pero también pueden afectar a las nalgas, la cara, el cuero cabelludo y las mamas en las mujeres.
- Perniosis lúpica. Son lesiones que aparecen con el frío y parecen sabañones. En realidad son una manifestación cutánea de lupus. Las lesiones son placas rojizas (eritematosas) que aparecen en los dedos de las manos y de los pies, de las palmas y de las plantas. Pueden dejar cicatrices al curarse y, en ocasiones, también provocan alteraciones en las uñas.
Lupus Eritematoso Cutáneo Intermitente. También se denomina “lupus tumidus”. Son placas rojas (eritematosas) algo hinchadas (edematosas) que aparecen, sobre todo, en la cara, el cuello y la parte alta del pecho y de la espalda. Las lesiones, a menudo, son desencadenadas por el sol. Se curan sin dejar señales ni cicatrices. Es muy raro que estos pacientes tengan un lupus eritematoso sistémico (LES).
En muchos pacientes con lupus, de los que la gran mayoría tienen LES, se puede observar con cierta frecuencia algunas lesiones cutáneas que no son específicas, por lo que no permiten hacer el diagnóstico. Entre estas lesiones se observan:
- Caída difusa del pelo (es un fenómeno que se denomina efluvio telógeno).
- Urticaria crónica.
- Urticaria con purpura (vasculitis urticariana).
- Fenómeno de Raynaud. En situaciones de frío, los dedos de las manos y de los pies se vuelven totalmente blancos, luego se ponen de color azul y, finalmente, de color rojo.
- Alopecia areata. En el cuero cabelludo aparecen placas de pérdida de pelo, que luego se recupera
- Mucinosis. Lesiones en forma de pápulas y nódulos que pueden aparecer en la cara, tronco y extremidades.
- Vasculitis cutánea. Inflamación de los pequeños vasos de la piel.
- Livedo reticularis. Cambios de coloración cutánea de color rojo- azulado y con forma de red en las extremidades inferiores y los glúteos
Manifestaciones cardíacas y pulmonares. Cuando el lupus inflama estos órganos lo hace, sobre todo, en las membranas de revestimiento del corazón (el pericardio) y de los pulmones (la pleura), lo que origina pericarditis (40% de los pacientes) y pleuritis. Los dos procesos tienen síntomas parecidos: dolor en el tórax y, a veces, fiebre. En general, no suelen plantear ningún problema importante y responden bien a un tratamiento médico sencillo. En otras ocasiones, se pueden afectar los pulmones o las válvulas del corazón, o cualquiera de las estructuras cardíacas. Esto puede ocasionar insuficiencia cardíaca o respiratoria. Aunque estos problemas son graves, suelen ser muy poco frecuentes en personas con lupus y se responde fácilmente al tratamiento.
Manifestaciones renales. La lesión renal causada por el lupus se llama nefritis lúpica. La nefritis lúpica causa inflamación y, posteriormente, cicatrización de los pequeños vasos sanguíneos que filtran los residuos corporales en el riñón (glomérulos), lo que puede afectar a su función. La mayoría de los pacientes evolucionan favorablemente a largo plazo, pero es posible que necesiten tomar medicamentos durante muchos años, e incluso los pacientes que tienen pocos brotes o síntomas deben seguir controles periódicos de forma indefinida.
Signos y síntomas de la nefritis lúpica
La nefritis lúpica puede causar diversos signos y síntomas y la forma de presentación de la enfermedad suele ser muy variable de un individuo a otro. Los signos de la nefritis lúpica incluyen:
- Sangre en la orina (hematuria). La inflamación puede hacer que los vasos sanguíneos que filtran los residuos corporales en el riñón (glomérulos) pierdan sangre y que se eliminen por la orina. Por este motivo, la orina puede ser de color rosa o marrón claro, aunque, en muchas ocasiones, estos cambios no son visibles.
- Proteína en la orina (proteinuria). La enfermedad glomerular puede hacer que se elimine proteína en la orina. La orina puede ser espumosa debido a la pérdida de proteína, pero nuevamente este proceso puede ser asintomático en fases iniciales de la enfermedad.
- Edema. Exceso de líquido que los riñones no pueden eliminar rápidamente y que causa hinchazón en las piernas, tobillos o alrededor de los ojos.
- Aumento de peso. Debido al exceso de fluido acumulado en el cuerpo.
- Presión arterial elevada. Debido a la alteración en la función de los riñones.
Manifestaciones neuropsiquiátricas. Es prácticamente imposible saber con certeza con qué frecuencia el lupus afecta el cerebro. Esto se debe a que el dolor de cabeza, la depresión o situaciones leves de hiperactividad, son muy frecuentes en la población general y puede deberse a una leve inflamación cerebral por el lupus o a otras muchas circunstancias. Además, también es posible que una depresión sea “reactiva” a la misma enfermedad. El paciente no se deprime debido a la inflamación causada por el lupus, sino que el hecho de tener lupus provoca angustia y síntomas depresivos. En situaciones mucho más raras, pueden aparecer otros síntomas como alteraciones del comportamiento, epilepsia, etc., que tienen que tratarse adecuadamente.
Manifestaciones digestivas y hepáticas. Las manifestaciones digestivas del lupus son poco conocidas debido, principalmente, a su baja frecuencia, aunque no por eso son despreciables. La presencia de úlceras orales es una manifestación común en el lupus y constituye uno de los criterios clasificatorios de esta enfermedad. Los síntomas digestivos pueden incluir náuseas, vómitos, dificultad al tragar, reflujo y dolor abdominal. En los pacientes con lupus son frecuentes el aumento del tamaño del hígado (hepatomegalia) (30-50%) y la alteración de las enzimas hepáticas (30-60%).
Manifestaciones hematológicas. La anemia hemolítica (destrucción de los glóbulos rojos), leucopenia, linfopenia y trombocitopenia, es decir disminución de glóbulos blancos, linfocitos y plaquetas, son criterios clasificatorios del lupus. Manifestaciones como la anemia hemolítica y la trombocitopenia autoinmune son frecuentes y, a veces, pueden preceder en varios años al resto de manifestaciones del lupus.
Manifestaciones oculares. El lupus puede afectar a cualquier estructura del ojo, de forma que las manifestaciones vasculares retinianas son las más frecuentes. En la mayoría de las ocasiones, no hay pérdida de agudeza visual. La enfermedad oclusiva retiniana es una complicación grave que puede provocar ceguera transitoria o permanente. Se ha descrito, también, la aparición de conjuntivitis en periodos de actividad clínica. La sequedad ocular es frecuente y se debe, en muchas ocasiones, a la coexistencia con el síndrome de Sjögren.
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Publicado: 20 de febrero del 2018
Actualizado: 20 de febrero del 2018
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