Pruebas y diagnóstico de la Incontinencia Urinaria
En general, se sigue un protocolo diagnóstico para conocer el tipo de incontinencia de orina que tiene la paciente que incluye:
Historia clínica. Se revisan los antecedentes familiares, las enfermedades que ha tenido la mujer, cómo han sido los embarazos y partos y si ha tenido algún problema ginecológico. Además, se entrevista a la paciente para conocer sus síntomas e identificar los factores de riesgo, como la toma de algún medicamento que pueda agravar la incontinencia (como los diuréticos), o por el contrario, retener la orina (como algunos antidepresivos).
Cuestionarios de síntomas. Se contestan unos breves cuestionarios que permiten valorar los síntomas (frecuencia y gravedad), así como la alteración de la calidad de vida que suponen para la paciente.
Exploración física. Se realiza una exploración abdominal y ginecológica para detectar anomalías físicas que pueden estar relacionadas con la incontinencia (como la falta de soporte uretral), así como posibles problemas asociados (cicatrices cirugías previas, hernias abdominales, lesiones cutáneas, etc.). También se realiza un test de esfuerzo, con consiste en hacer tos repetidas veces a las pacientes con deseo de orinar para poder objetivar la incontinencia urinaria de esfuerzo.
Análisis de orina. Se realiza una tira reactiva de orina para descartar una infección urinaria, pues el germen puede provocar síntomas de urgencia y aumento de frecuencia miccional. Si es positivo, se identifica el germen que la causa con un cultivo de orina, y se pauta el tratamiento antibiótico adecuado.
Registro o diario miccional. El diario miccional es un registro del número de micciones, escapes de orina y bebidas que se ingieren. El diario miccional ayuda al médico a comprender mejor el patrón miccional y los episodios de la incontinencia urinaria, a la vez que detectar hábitos de comportamiento susceptibles de ser modificados para conseguir una mejoría importante de los síntomas.
Cómo hacer un diario miccional
En el diario miccional se apunta durante 3 días las horas y la cantidad de líquidos que se beben. Además, hay que registrar todas las micciones que se hacen, a qué hora del día y cuánta cantidad de orina se elimina cada vez (con ayuda de un medidor).
También se anotan las pérdidas de orina, el cambio de protector si se utiliza, y la hora de acostarse y levantarse para valorar las micciones nocturnas.
En función de los síntomas, la exploración física, el diario miccional y la orina residual, se decide si existe la necesidad de solicitar otras pruebas diagnósticas que aportan información adicional para conocer mejor la causa de la incontinencia urinaria:
Medición de orina residual. La ecografía es un método sencillo y no doloroso que permite determinar el volumen de la orina residual, es decir, la que puede quedar en la vejiga tras realizar una micción espontánea.
Flujometría. Consiste en realizar una micción espontánea en un recipiente que mide la velocidad en la que sale la orina, y el tiempo que tarda en salir. A continuación, se realiza la medición de la orina residual.
Estudio urodinámico. Es una prueba que mide el funcionamiento de la vejiga mientras se va llenando de líquido, y cómo se comporta en el momento de la micción. Sería como una “electrocardiograma” de la vejiga, y es clave para el diagnóstico exacto del tipo de incontinencia urinaria y de otras disfunciones urinarias, como la dificultad para orinar.
Ecografía del suelo pélvico. Es una prueba sencilla y no dolorosa que permite valorar la forma de la uretra (conducto de salida de la orina al exterior), de la vejiga, y de la musculatura del suelo pélvico.
Cistoscopia. Permite ver el interior de la vejiga y de la uretra con una fina cámara de vídeo que se introduce por la uretra.
Ecografía reno-vesical. Permite valorar la anatomía y morfología de la vejiga, las vías urinarias y los riñones, para descartar litiasis (cálculos). Se realiza con una sonda abdominal.
Exploración pélvica
A las mujeres con incontinencia urinaria, se les realiza una exploración pélvica en la misma posición que cuando acuden al ginecólogo. Es importante tener la vejiga llena (beber 2-3 vasos de agua antes de ir a la visita).
Durante la exploración, se visualizan los genitales externos (vulva y entrada a la vagina), el meato uretral (orificio de salida de la orina) y los genitales internos (vagina y cuello de la matriz) con la ayuda de un separador similar al de las revisiones ginecológicas.
Para saber si se produce una pérdida de orina con el esfuerzo, se le pide a la mujer que tosa. También se realiza un tacto vaginal (introducción de un dedo en la vagina) para valorar la posible pérdida del soporte de la uretra, la presencia de cicatrices de cirugías previas, la existencia de prolapso genital (descenso de la posición habitual de algún órgano pélvico como el útero, la vejiga o el recto) y la evaluación de la capacidad de contracción de la musculatura del suelo pélvico.
En mujeres que tienen escapes de gases o heces, puede ser necesario realizar un tacto rectal (introducción de un dedo por el ano) para valorar el tono del esfínter anal (músculo que se contrae para contener las heces).
¿A qué profesional consulto?
La incontinencia urinaria es un problema de salud infradiagnosticado, pues las mujeres no suelen consultar por vergüenza, creer que es un síntoma “normal”, o que no tiene solución. Por lo tanto, la detección (preguntar si se tienen escapes de orina) y la información sobre la incontinencia de orina se aconseja que la haga cualquier profesional de la salud (médico, enfermera…). El diagnóstico del tipo de incontinencia urinaria y la indicación del tratamiento inicial, lo puede realizar el médico de familia o el especialista en ginecología u urología de atención primaria.
Si los síntomas son graves y no responden a las medidas iniciales, o bien se asocian a otros problemas de salud que los agravan, se recomienda una derivación a un especialista en disfunciones de suelo pélvico (principalmente la incontinencia urinaria, dificultad para orinar, y el prolapso de órganos pélvicos).
Estos profesionales son los uroginecólogos, médicos especialista en ginecología o en urología, que se dedica de forma preferente o exclusiva a diagnosticar y tratar estas disfunciones del suelo pélvico.
En muchos centros hospitalarios existen unidades de uroginecología (también denominadas de suelo pélvico) en las que colaboran ginecólogos, urólogos, enfermeras y otros especialistas, con el objetivo de ofrecer una atención integral a las mujeres con estos problemas de salud.
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Publicado: 20 de febrero del 2018
Actualizado: 17 de julio del 2025
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