Síntomas de la enfermedad de Parkinson

Tiempo de lectura: 4 min

La enfermedad de Parkinson se caracteriza por una serie de síntomas motores. Los más frecuentes son:

Persona con bastón y retraso motor

Lentitud motor (bradicinesia). Es el más frecuente y el que define la enfermedad. Es evidente en tareas repetitivas y automáticas (batir un huevo, dar pasos) con pérdida manual (abrocharse los botones, cambios en la letra como la micrografía).

Persona con bastón y temblores

Temblor. Se presenta tipícamente en reposo, aunque también puede ser de acción. Suele empezar en una parte del cuerpo (ya sea en la mano o en el pie) antes de hacerse bilateral. Un 40% de pacientes no lo presenta nunca a lo largo de la enfermedad.

Persona tumbada en el suelo con rigidez

Rigidez muscular. Con síntomas relacionados con el dolor articular o tendinoso (muy característica tendinitis por ejemplo en la espalda).

Persona con dificultad al caminar o pérdida de sensibilidad en las piernas

Alteración de la marcha. No suele ser un problema grave e invalidante hasta fases avanzadas. No obstante, muchos pacientes pueden referir de forma temprana que notan una marcha más arrastrada o lenta en comparación con la de las otras personas.

Signos

Persona con bastón y retraso motor

Lentitud motora (bradicinesia). Disminución progresiva de la amplitud y/o velocidad de movimientos repetitivos como la obertura y cierre de la mano, así como de la velocidad de los movimientos voluntarios y limitación de su extensión (hipocinesia) con pobreza del movimiento general.

Persona con bastón y temblores

Temblor de reposo. De forma habitual en un rango de relativa baja frecuencia (4-6 Hz) y amplitud variable que afecta de forma aislada (inicialmente) o predominante (durante la evolución de la enfermedad) un lado del cuerpo.

Persona tumbada en el suelo con rigidez

Rigidez. Puede ser un signo diagnóstico, incluso cuando el paciente no la ha notado sintomáticamente, y se identifica movilizando las articulaciones del paciente.

Persona con dificultad al caminar o pérdida de sensibilidad en las piernas

Alteración de la marcha. Se pueden evidenciar pasos cortos y arrastre, con bloqueos o paralización a la hora de pasar por sitios estrechos o para girar. También es muy característico la reducción del balanceo de uno de los dos brazos cuando se camina.

Persona con falta de expresión facial o hipomimia

Falta de expresión facial (hipomímia).

Cartel con letras grandes y pequeñas

Disminución del tamaño de la escritura (micrografía). 

Fases evolutivas de la enfermedad de Parkinson

En las últimas décadas se ha visto que estos síntomas y signos motores definen la enfermedad establecida, precediéndose de señales que la preceden (enfermedad prodrómica) y siguiéndose de una enfermedad avanzada o con complicaciones de su progresión. 

De forma errónea se ha extendido la idea que la enfermedad prodrómica es no-motora y la enfermedad establecida motora, cuando existen síntomas motores en la fase prodrómica y hay síntomas no-motores que en las fases avanzadas de la enfermedad son tan o más invalidantes que los síntomas motores (demencia, por ejemplo). También en algún momento se ha referido a los síntomas prodrómicos como factores de riesgo, cuando no lo son, se trata de síntomas intrínsecos a, y consecuencia de, la enfermedad.

Teniendo en cuenta todo esto, se podría hablar de 3 fases en las que en diferentes combinaciones suelen coexistir síntomas motores y no-motores:

Enfermedad de Parkinson prodrómica. Puede empezar años o décadas antes de la enfermedad establecida. Los síntomas son:

  • Temblor leve y de acción
  • Pérdida de olfato (hiposmia) 
  • Estreñimiento
  • Trastorno de conducta durante el sueño REM (pesadillas vividas con movimientos vigorosos y vocalizaciones durante el sueño), insomnio, somnolencia excesiva.
  • Apatía
  • Dolor
  • Ilusiones visuales o alucinaciones menores
  • Otros

Enfermedad de Parkinson establecida.

  • Inicial. Definida por los síntomas motores cardinales detallados anteriormente y con un periodo variable de tiempo de hasta varios años durante el cual la terapia farmacológica resulta en un control muy satisfactorio de los síntomas (“luna de miel”)
  • Intermedia. Empiezan a aparecer fluctuaciones motoras con periodos on y off, con o sin discinesias, pero controlables con ajustes farmacológicos tanto de medicamentos orales convencionales como de medicación de rescate (apomorfina subcutánea, levodopa inhalada)
  • Complicada. Las fluctuaciones motoras son refractarias al mejor tratamiento médico y hace falta recurrir a terapias complejas como las infusiones de fármacos (infusión subcutánea de apomorfina o levodopa, infusión intestinal de levodopa, estimulación cerebral profunda)

Enfermedad de Parkinson avanzada. En esta fase, al cabo de 10 o 15 o más años (dependiendo del tipo de Parkinson, de la edad de inicio y de otros factores), aparecen complicaciones motoras y no-motoras extranigrales y refractarias al tratamiento dopaminérgico como: alucinaciones, demencia, incontinencia urinaria, disfagia, desequilibrio con caídas. Muchas de ellas no tienen tratamiento específico y su manejo se basa en medidas de soporte y cuidados. En esta fase aparece el mayor grado de dependencia y la mortalidad suele deberse a complicaciones derivadas de la fragilidad y la inmovilidad: infecciones respiratorias por aspiración, infecciones urinarias, sub-oclusión intestinal, embolismo pulmonar, etc.

Disminución del olfato o hisposmia

Disminución de la agudeza olfativa (hiposmia).

Persona mayor en cama con sueños recurrentes

Trastornos del sueño. Trastorno del sueño REM (pesadillas vividas con movimientos vigorosos y vocalizaciones durante el sueño), insomnio, somnolencia excesiva.

Persona desaliñada mirándose al espejo

Apatía. Falta de motivación, de interés.

Mujer con dolor generalizado

Dolor. Más allá de la propia rigidez, etc.

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Información documentada por:

Almudena Sánchez Gómez
Ana Cámara Lorenzo
Maria José Martí
Yaroslau Compta Hirnyj

Publicado: 8 de julio del 2019
Actualizado: 30 de julio del 2025

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